miércoles, 23 de septiembre de 2015

EXAMEN DE CONCIENCIA PRTICULAR SOBRE LA VIRTUDES TEOLOGALES


Si hay una parte de la vida espiritual que San Ignacio subrayó, fue el examen de conciencia diario, y hasta dos veces al día. 

Según leemos los Ejercicios Espirituales,  nos puede anonadar el detalle minucioso con el que San Ignacio trato lo que él llama el examen particular. Al mismo tiempo, tiene cuidado de proveer UNAS NOTAS SOBRE ESCRÚPULOS.

 Es, muy importante, por ende, que formemos una conciencia clara  y correcta. Esto significa que cultivemos un juicio que esté alerta a la menor ofensa contra la Divina Voluntad y, al mismo tiempo, protegernos nosotros mismos contra las acechanzas del espíritu maligno.

 San Ignacio dice, “El enemigo cuidadosamente si uno tiene la conciencia laxa o delicada. Si uno tiene una conciencia delicada, el maligno busca hacerla excesivamente sensible para perturbarla y angustiarla más fácilmente. Por tanto, si ve que uno no consiente al pecado mortal o venial, ni siguiera a la apariencia de pecado deliberado, como no puede causarle que caiga en materia  que parece pecaminosa, se esfuerza por hacer que el alma juzgue que hay un pecado donde no lo hay, por ejemplo en una palabra o pensamiento pasajero” ( Ejercicios Espirituales).

Es valioso reflexionar sobre esta táctica del espíritu maligno  antes de ofrecer unas normas prácticas para hacer nuestro examen diario de conciencia. ¿Por qué? Porque de otra manera, somos susceptibles a pasar por alto la importancia de un inventario diario de nuestra conducta moral por temor a volvernos escrupulosos.

Hay tal cosa como crecer en sensibilidad de conciencia, sin volverse una víctima del “enemigo” como San Ignacio lo llama.

Podemos poner esto, como un principio general, para aquellos que sinceramente están esforzándose por hacer la Voluntad de Dios: Es característico de Dios y de Sus Ángeles, cuando actúan sobre el alma, darle verdadera felicidad y gozo espiritual, y desterrar toda la tristeza y disturbios causados por el enemigo.

Es característico del maligno luchar contra tal felicidad y consuelo al sugerir razonamientos falaces, sutilezas y engaños continuos. (Reglas para discernimiento de Espíritus, II, 1).

¿Qué hacemos para concluir esto? Que mientras más celo tengamos en tratar de agradar a Dios, mas nos dará El una profunda paz de alma. Debemos sospechar como una tentación del maligno, cuando nos encontramos preocupados o ansiosos o turbados, no importa que piadoso sea el origen de la preocupación o ansiedad.

La llave para aplicar este principio es que, ante Dios, honradamente quiero hacer su voluntad aunque, por debilidad, no alcance mis resoluciones.

Una virtud básica sobre la que debemos examinarnos diario es la paz del alma, “¿He cedido a la preocupación o ansiedad?”  “¿Me he permitido desanimarme?” Una buena práctica es pronunciar el nombre, “Jesús,” cuando nos encontramos abatidos, o decir una aspiración corta como, “Jesús mío, en Vos confío,” siempre que nos sintamos derrotados por algo.


EXAMEN PARTICULAR SOBRE LAS VIRTUDES TEOLOGALES

Antes de aplicar el examen particular a mi propia vida espiritual, es bueno primero preguntarme: 

“Cuáles son las virtudes que por experiencia se que necesito desarrollar más?”

La razón por la que esta pregunta debe ser contestada primero es que no dos de nosotros somos igualmente propensos a cometer la misma clase de pecados; ni somos personalmente tentados en la misma dirección. Hay sabiduría en saber bastante acerca de mi mismo para poder llegar a la raíz de mi propia debilidad moral. De otra manera, puedo estar ignorando lo que realmente necesita atención en mi vida espiritual y concentrándome en lo que no es tan necesario para mi ahora en mi servicio de Dios.

Es más, seria error suponer que atendiendo a mis fallas morales, estoy siendo Negativo en mi seguimiento de la santidad.

Al contrario, en la Providencia de Dios, El nos permite fallar en aquellas áreas en las que queremos especialmente crecer en virtud.

Podemos fallar en la práctica de estas virtudes ya sea por comisión, omisión o  por tibieza, al no actuar tan generosamente como podemos a la Gracias que hemos recibido de Dios.

FE

1.      ¿Hago esfuerzo honesto para crecer en la virtud de la Fe por oración mental diaria sobre los Misterios de la Fe como revelada en la Vida de Jesucristo?
2.      ¿Hago por lo menos un Acto de Fe corto todos los días?
3.      Rezo diario por un aumento de Fe?
4.      ¿Tiento a Dios al depender de mi propia fuerza para afrontar las pruebas en mi vida?
5.      ¿Leo o escucho innecesariamente a quienes oponen o denigran lo que se son Verdades de mi   .       Fe Católica?
6.      ¿Qué he hecho hoy para profesar mi Fe externamente?
7.      ¿He admitido que el respeto humano me evite dar expresión a mi Fe?
8.      ¿Hago un esfuerzo serio para resolver dificultades que puedan surgir acerca de mi Fe?
9.      ¿Defiendo mi Fe prudente y caritativamente cuando alguien dice algo contrario a lo que yo se  .       que ha de creerse?
10.  ¿He ayudado a alguien a vencer una dificultad contra la Fe?
                                           


 Esperanza

1.     ¿Digo inmediatamente una corta oración cuando me doy cuenta que me estoy sintiendo desalentado?
2.     ¿Digo a diario un corto Acto de Esperanza?
3.     ¿Insisto en pensar en mis preocupaciones en lugar de desterrarlas de mi mente?
4.     ¿Fallo en la virtud de la Esperanza por mi apego a las cosas de este mundo?
5.     ¿Trato de ver la Providencia de Dios en todo lo que “PASA” en mi vida?
6.     ¿Trato de ver todo desde el punto de vista de la Eternidad?
7.     ¿Tengo confianza que, con la Gracia de Dios, me salvaré?
8.     ¿Trato de combinar toda acción plenamente deliberada al menos con una oración momentánea por ayuda divina?
9.     ¿Trato de combinar toda acción plenamente deliberada al menos con una oración momentánea por ayuda divina?
10.         ¿Qué seguido me he quejado hoy aun momentáneamente?


CARIDAD

1.      ¿Le he dicho hoy a Dios que lo amo?
2.      ¿Le digo a Jesús que lo amo con todo mi corazón?
3.      ¿Tomo la ocasión para decirle a Dios que lo amo siempre que vivo algo que naturalmente me disgusta?
4.      ¿He aprovechado hoy, en las dificultades, para decirle a Dios que lo amo solo porque Él me mandó la prueba o malentendido?
5.      ¿Veo el Amor de Dios por mí en el permitirme probar el amor por Él en las cruces que me envió hoy?
6.      ¿He visto la Gracia de Dios, para probar mi amor por Él, en todas las personas que encontré hoy?
7.      ¿He fallado en la caridad al hablar sin bondad de los demás?
8.      ¿He cavilado en lo que consideré falta de bondad de alguien hacia mí hoy?
9.      ¿Hay alguien que conscientemente evito porque la persona no me cae bien?
10.  ¿Traté de llevar una conversación con alguien quien es difícil hablar?
11.  ¿He sido necio al afirmar mi propia voluntad?
12.  ¿Qué considerado he sido  hoy al hacer un pequeño favor a alguien?
13.  ¿He permitido hoy  que mi humor me evite ser atento con los demás?
14.  ¿Soy dado a cavilar en las faltas y flaquezas de otra gente?
15.  ¿He sido alegre hoy en mis tratos con los demás?
16.  ¿Controlo mis pensamientos faltos de caridad tan pronto como se presentan en mi mente?
17.  ¿Rece hoy por los demás?
18.  ¿He escrito alguna carta hoy?
19.  ¿He controlado mis emociones cuando alguien me irritó?
20.  ¿He hecho hoy algún sacrificio por alguien?


ACTO DE FE

O Dios mío, creo firmemente todo lo que cree y ensena la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, porque eres Tu, Verdad infalible, quien se lo has revelado.

ACTO DE ESPERANZA

O Dios mío, espero con firme confianza, que me has de dar, por los méritos de Jesucristo, Tu gracia en este mundo, y, observando tus mandamientos, tu gloria en el otro; porque así me lo has prometido, y eres todopoderoso, bueno y fiel a tus promesas.

ACTO DE CARIDAD

O Dios mío, Os amo con toda mi alma, con todas las fuerzas, y sobre todas las cosas, por ser infinitamente bueno e infinitamente amable, y a mi prójimo como a mí mismo, por tu amor.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien Sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, Amén.



JESÚS, ¡MISERICORDIA!  MARÍA, ¡SOCORRO!

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