El escapulario es un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María,
y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos.
La palabra
escapulario viene del Latín “scapulae” que significa “hombros”. Originalmente
era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes
durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada
día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los
Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen
Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
El Papa Pío XII
alude a este hecho cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia,
sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según
la tradición, por la Santísima Virgen.»
Muchos Papas,
santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga
la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de
la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado
mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto,
el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana
siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
ES UN SACRAMENTAl
El escapulario, al
ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que
nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los
recibimos con devoción.
Según el Concilio
Vaticano II, “un signo sagrado
según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos,
sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia”. (S.C.60).
La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura
que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella.
Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela
color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa.
Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los más
importantes sacramentales marianos.
“La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo
una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales” (Pío XII,
6-VIII-1950).
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: “Así como los
hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre
María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de
que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de
Dios.”
NO ES…
• Un objeto para una protección mágica (un amuleto).
• Una garantía automática de salvación.
• Una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.
• Un objeto para una protección mágica (un amuleto).
• Una garantía automática de salvación.
• Una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.
SÍ ES…
• Un signo aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos.
• Un signo que representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
• Abiertos a Dios y a su voluntad.
• Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
• Cercanos a las necesidades de los demás.
• Orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.
• Un signo aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos.
• Un signo que representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
• Abiertos a Dios y a su voluntad.
• Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
• Cercanos a las necesidades de los demás.
• Orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.
LA VIRGEN MARÍA ENTREGA EL ESCAPULARIO EL 16 DE JULIO DE 1251
En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita.
Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba
poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que
ellos le pertenecían. En su oración la llamó “La flor del Carmelo” y la
“Estrella del Mar” y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le
aparece la Virgen a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el
escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: “Tú y todos los
Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego
eterno”; es decir, quien muera con él, se salvará.
Luego, la Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV
y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que “como
Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial,
les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, (…) sean trasladadas
sus almas a la bienaventuranza”.
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
LAS PROMESAS DEL VIRGEN DEL CARMEN SOBRE EL ESCAPULARIO
Decía el Papa León XIII, “Su misma nobleza de origen, su venerada
antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de
piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo
recomiendan con el mayor encarecimiento”. A él ha
vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:
Primera promesa
Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno
para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando
con fervor a la Virgen S. Simón Stock, General de la Orden Carmelitana,
apareciósele circundada de ángeles la Stma. Virgen (15 de Julio de 1251) y
entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Santo
Escapulario, prometióle que cuantos murieren revestidos de él no se
condenarían.
Para merecer esta
Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de
manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la
muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.
Segunda promesa
Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del
hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la
muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: “Yo Madre de
misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de
la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.
Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontífices.
Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontífices.
Por él, el Sábado
siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la
iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración de Paulo
V, la Virgen del Carmen, co
n cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso.
n cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso.
El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el Sgte. Decreto: “Permítase
a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente
creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intercesiones continuas, piadosas
sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte,
principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que
llevaren el habito carmelitano”.
En 1950 recordaba Pío XII: “Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por su intersección, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha trasmitido”.
En 1950 recordaba Pío XII: “Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por su intersección, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha trasmitido”.
Para ganar esta
Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se
exige: usar el escapulario con fidelidad; observar castidad de acuerdo al
estado de vida; rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a
la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
INDULGENCIAS
He aquí las
indulgencias plenarias y parciales para los que visten el escapulario.
A) Indulgencias plenarias.
1. El día que se viste el escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o Cofradía.
2. En estas fiestas:
a) Virgen del Carmen (16 de Julio o cuando se celebre);
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).
a) Virgen del Carmen (16 de Julio o cuando se celebre);
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).
3. Indulgencias Plenaria el día del Carmen. El día del
Carmen, 16 de Julio, o en la fecha que exactamente se celebre, tiene concebida
una indulgencia plenaria.
4. Indulgencia parcial. Se gana indulgencia parcial por usar
piadosamente el santo escapulario. Se puede ganar no sólo por besarlo, sino por
cualquier otro acto de afecto y devoción. Y sólo al escapulario, sino también a
la medalla-escapulario.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ESCAPULARIO
¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?. Sí. El
escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar
que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en
favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la
bendición para escapularios posteriores.
Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la
basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.
Vivir en pecado y
usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya
que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que
buscan el amor y la protección de Nuestra Señora. San Claude de la Colombiere
advierte: “Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te
respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario”
LA MEDALLA ESCAPULARIO
La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de
Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En
1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su
escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto
que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la
medalla-escapulario.
Esta concesión fue
hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los
escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su
sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas
continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no
sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie
primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no
pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase
corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen.
ALGUNOS TESTIMONIOS ESPECIALES
El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años
después de la Visión del Escapulario. 600 años más tarde cuando abrieron su
tumba, su escapulario estaba intacto.
El Papa Pío XII
habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición
de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en
Roma exhortó a que se usara el Escapulario como “Signo de Consagración al
Inmaculado Corazón de María” (tal como pidió la Virgen en Fátima).
El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la
promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando
llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que
mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se
arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios.
San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la
Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió
San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su
escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su
cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario
estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su
Monasterio en Roma.
San Pedro Claver,
se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena,
Colombia un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba por la salvación de cada
uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con
el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin
embargo él continuó su obra hasta tener más de 300,000 conversos.
Es evidente que la Virgen María quiere revelarnos de manera especial el
escapulario. Reporta Lucia (vidente de Fátima, Hermana María del Inmaculado
Corazón), que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol),
la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano
y recordó que sus verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió
que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
Juan Pablo II: “También yo llevo mi escapulario desde hace mucho tiempo,
el escapulario del Carmelo”.
OTROS TESTIMONIOS
OTROS TESTIMONIOS
Un anciano fue
llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente
y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó
a un sacerdote. Mientras rezaba las oraciones por el moribundo, éste recobró el
conocimiento y dijo:
“Padre, yo no soy católico”.
“¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?”, preguntó el sacerdote.
“He prometido a mis amigos usarlo”, explicó el paciente. “Además rezo un Ave María diariamente.” “Usted se está muriendo” replicó el sacerdote. “¿Quiere hacerse católico?”
“Toda mi vida lo he deseado”, contestó el moribundo.
Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
“Un sacerdote de Chicago fue llamado para ir a asistir a un moribundo que
había estado lejos de su fe y de los sacramentos por muchos años. El moribundo
no quiso recibirlo, ni hablar con el. Pero el sacerdote insistió y le enseñó el
escapulario que llevaba. Le preguntó si le permitiría ponérselo. El hombre
aceptó con tal que el sacerdote lo dejara en paz. Una hora mas tarde el
moribundo mandó a llamar al sacerdote pues deseaba confesarse y morir en gracia
y amistad con Dios”
El demonio odia el escapulario. Un día al Venerable Francisco
Yepes se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio aulló: “¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas
almas!”.
Un misionero Carmelita de Tierra Santa fue llamado a suministrar la
unción de los enfermos en el año 1944. Notó que mientras caminaba,
sus pies se hundían cada vez más en el fango hasta que, tratando de encontrar
tierra firme, se deslizó en un pozo de fango en el que se hundía hacia la
muerte. Pensó en la Virgen y besó su hábito el cual era escapulario. Miró
entonces hacía la Montaña del Carmelo gritando: “¡Santa Madre del Carmelo!
¡Ayúdame! ¡Sálvame!”. Un momento mas tarde se encontró en terreno sólido. Atestiguó más tarde: “Sé que fui salvado por
la Santísima Virgen por medio de su Escapulario Carmelita. Mis zapatos
desaparecieron en el lodo y yo estaba cubierto de él, pero caminé las dos
millas que faltaban, alabando a María”.
En el verano de
1845 el barco inglés, “Rey del Océano” se hallaba en medio de un feroz huracán.
las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro
protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros
fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. Entre la tripulación
se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó
el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas,
lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una
ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó
depositado a los pies del muchacho. Durante lo acontecido el
ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue
testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la
Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron
ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran
protección del Escapulario de Nuestra Señora.
En mayo de 1957, un sacerdote Carmelita en Alemania publicó una historia
extraordinaria de cómo el Escapulario había librado un hogar del fuego. Una
hilera completa de casas se habían incendiado en Westboden, Alemania. Los
piadosos residentes de una casa de dos familias, al ver el fuego,
inmediatamente colgaron un Escapulario a la puerta de la entrada principal.
Centellas volaron sobre ella y alrededor de ella, pero la casa permaneció
intacta. En 5 horas, 22 hogares habían sido reducidos a cenizas. La única construcción
que permaneció intacta, en medio de la destrucción, fue aquella que tenía el
Escapulario adherido a su puerta. Los cientos de personas que vinieron a ver el
lugar que Nuestra Señora había salvado son testigos oculares del poder del
Escapulario y de la intercesión de la Santísima Virgen María.
En Octubre de 1952, un oficial de la Fuerza Aérea en Texas escribió lo
siguiente:
“Seis meses después de comenzar a usar el Escapulario, experimenté un notable
cambio en mi vida. Casi inmediatamente comencé a asistir a Misa todos los días.
Durante la cuaresma viví fervorosamente como nunca lo había hecho. Fui iniciado
en la práctica de la meditación y me encontré realizando débiles intentos en al
camino de la perfección. He estado tratando de vivir con Dios y doy el crédito
al Escapulario de María”.
Tomado de: Foros de la Virgen
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