¡Oh, Jesús,
Redentor del hombre!, que tanto sufriste por el amor y la salvación de los
pecadores, sabiendo que no todos iban a aceptar tu Sacrificio...
Yo quiero
unirme a esos Tus sentimientos de Amor, de Perdón y Misericordia, y pedirte en
este día la salvación de mil pecadores por cada latido de mi pobre corazón,
unidos a los latidos del vuestro y a los del Corazón Inmaculado de María,
vuestra Santísima Madre y nuestra, que nos disteis al pie de la Cruz.
Os lo suplico,
por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia. Amén.
Por el P. Álvaro Sánchez Rueda
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