Inmaculada
Madre de Dios y madre mía, que al entregarnos tu Medalla,
te has
mostrado dispensadora de todas las gracias del cielo.
Reconozco
mi indignidad para merecer tu protección; pero miro tu imagen con
los
brazos abiertos y recurro a ti para que me concedas la gracia que te pido.
(Aquí se
pide la gracia y se reza tres veces la oración jaculatoria:
¡Oh
María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!).
Amén.
LLEVA
SIEMPRE CONTIGO LA MEDALLA DE LA VIRGEN MILAGROSA QUE ESTARAS
PROTEGIDO POR SU MANTO.
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