lunes, 8 de junio de 2015

Cómo Revivió el Rosario Viviente y la Devoción a Santa Filomena desde América





Estoy ansiosa por compartir con ustedes cómo comenzó nuestra obra de Santa Filomena. Como mucha gente, nosotros también teníamos un gran anhelo y a esta querida santa fue a quien nos volvimos en nuestras imposibles circunstancias. El deseo de nuestro corazón era tener un niño de nuestra propia carne. Teníamos dos hijos adoptivos y rezábamos por una pequeña Filomena para completar nuestra familia. Nuestras oraciones a Santa Filomena siempre dieron fruto de gozo y esperanza.

En 1984 comenzamos nuestras oraciones luego de leer el libro de la vida San Juan María Vianney. Fue entonces que mi querida madre me envió el folleto escrito por el Padre Paul O’Sullivan, el que encendió más nuestra devoción y nos dio dirección. Escribimos a Mugnano pidiendo sus sacramentales y compartiendo nuestra oración de petición. Una querida monja Irlandesa, Sor María Filomena, que hablaba inglés, nos contestó y nos envió el cordón y el aceite benditos, la coronilla y estampa de oración. Ella nos animó a tener toda esperanza de que nuestra oración sería contestada, y nos advirtió que rezáramos siempre por la Santa Voluntad de Dios. Así supimos que el Santuario todavía existía y que su devoción estaba viva. Comenzamos a copiar oraciones, la historia de su vida y celebramos su fiesta con un bello pastel decorado en su honor.

Después de haber compartido nuestra nueva devoción con mi madre, ella inesperadamente me envió una Reliquia de Primera Clase de Santa Filomena. Por consiguiente, más animados aún, rezábamos fervientemente. Durante este tiempo vivíamos en La Grande, Oregon. Después de todas nuestras oraciones nos mudamos a Dickinson, Texas. En la librería de la Iglesia local de la Parroquia encontramos un artículo de una página sobre la Venerable Pauline Jaricot y el Rosario Viviente. Hasta entonces habíamos hecho todo lo posible por ganar el favor de Santa Filomena. ¡Pero aquí estaba otra vez la palanca a nuestro favor! Formamos un grupo de 15 almas para rezar el Rosario Viviente, por el Triunfo del Inmaculado Corazón de María y en honor a Santa Filomena, su patrona y protectora. Un Rosario creció en dos y estos dos se cuadruplicaron al fin del año. Iniciamos una carta mensual para nuestros miembros animándolos a ser fieles a su Década e incluimos algo espiritual, edificante e instructivo.

Añorábamos que los miembros del Rosario Viviente tomaran parte en la Cofradía de Santa Filomena, y escribimos de nuevo a Mugnano rogando que este favor fuera concedido a nuestros miembros. En respuesta, recibimos una nota del Padre Braschi, Rector del Santuario, diciendo que le gustaría venir a América a visitarnos. Nos causó un gran impacto. No teníamos nada y solamente deseábamos ser parte de la Cofradía. El Padre Braschi se dio cuenta que un grupo en América, organizado con una gaceta y con la habilidad de alcanzar a numerosas personas, era justo lo que se necesitaba para revivir la devoción a Santa Filomena y esparcirla por todos lados y de regreso a Italia.

La devoción a Santa Filomena se estaba extinguiendo en Europa y el Padre no podía conseguir ningún artículo o información sobre el Santuario publicados en los periódicos locales. Cuando el Padre supo de nosotros, dijo que el Espíritu Santo lo inspiró a visitarnos. Él tenía toda la esperanza de que reviviéramos la devoción y esparcirla por todo el mundo y de nuevo de vuelta a Italia.
Nosotros pagamos por la jornada del Padre a América, nos encargamos de sus necesidades durante su visita, tradujimos los libros e información que nos dio y comenzamos de inmediato a animar a todos los miembros del Rosario Viviente a amar a su patrona y honrarla de toda manera posible.

Mi esposo estaba sin empleo en ese tiempo y yo estaba trabajando doble turno de enfermera para costear la impresión, el envío de información y décadas. Fue una maravillosa inversión en este apostolado lleno de fe, una década construida sobre otra. Santa Filomena ha ayudado a todos los que la invocaron y todavía lo hace. Se publicaron libros, se distribuyeron sacramentales y continuamos enviando nuestro boletín mensual que, con el tiempo creció y se convirtió en el bello folleto, las Décadas Dedicadas. La publicación es el hilo vivificante del Rosario Viviente.

Durante los muchos años que siguieron, el Padre Braschi estuvo triste por no haber recibido asistencia económica de nosotros. Pero todo lo que recibíamos volvía a nuestro esfuerzo misionero universal y heroico para alcanzar almas con el Rosario Viviente. Sin embargo, peregrinos comenzaron a ir a Mugnano y él sintió mucho su apoyo. Por consiguiente, su sueño se había hecho realidad: revivir el Santuario y la peregrinación, aumentando enormemente aquellas almas alcanzadas por esta poderosa santa, y nuestra misión del Rosario Viviente fue esparcida por todo el mundo.

En verdad, no podíamos donar mucho al Santuario en Mugnano, y lo poquito que podíamos mandar era regresado por el Rector. Nuestro esfuerzo entero estaba enfocado en las misiones del mundo, tras el gran corazón de nuestra amada Pauline. Sin embargo sabíamos que todo lo que estábamos haciendo estaba contribuyendo al aumento de peregrinos y que ellos colmarían de donativos al Santuario. Esta gran peregrinación creció, creció y creció. Todo lo que se ha hecho en Mugnano es el fruto de la semilla sembrada por Pauline M. Jaricot, por medio de su familia espiritual del Rosario Viviente.

En los primeros días de crecimiento, el Padre Braschi designó al director espiritual de cada grupo que encabezaba la Cofradía de Santa Filomena, el privilegio de bendecir el aceite, anualmente, en unión con Mugnano y distribuirlo en su distrito.

Durante el año siguiente, la peregrinación a Mugnano continuó y aumentó, mientras el Rosario Viviente crecía rápidamente. Como la designación de décadas en nuestra área con la obra del Rosario Viviente era universal, comenzamos a recibir una avalancha de solicitudes de nuestros miembros por todo el mundo para sacramentales de Santa Filomena. Todo se les daba, absolutamente libre de costo. El área de la misión es vasta y se necesitaban enormes cantidades. Don Franchesco de Lucía había animado a la Ven. Pauline M. Jaricot, cuando ella regresó a su hogar en Francia, a esparcir la devoción de cualquier manera posible. El Padre Braschi está profundamente agradecido al Rosario Viviente en Dickinson, Texas por el resurgimiento de la devoción a Santa Filomena en el mundo entero y nosotros sabíamos que  hubiese querido que continuáramos en la tradición de la Venerable Pauline M. Jaricot. Permanecimos en constante comunicación con el Vicario de Su Santidad, + Canisius Van Lierde, hasta su fallecimiento. Él nos animó una y otra vez a continuar y aumentar nuestro esfuerzo.

Verdaderamente Santa Filomena nos ha guiado todos estos años y bendecido este heroico esfuerzo por las almas. Yo creo firmemente que como la Venerable Pauline M. Jaricot fue la única responsable por la introducción y culminación de la devoción a Santa Filomena, consiguiendo su elevación al Santo Altar, que nuestra querida Santa Filomena será singularmente instrumental en llevar a cabo la causa de Beatificación, de nuestra amada fundadora a la elevación del Santo Altar. Ambas existen solo para llevar almas al Cordero de Dios y apoyarlas grandemente en llevar con fe, esperanza y gozo, sus pesadas cargas cotidianas.

Nosotros somos el Rosario Viviente, con una obligación firme y dada por Dios de honrar a Santa Filomena, nuestra Patrona y Protectora, y a esparcir su devoción y sacramentales. El Padre Braschi, como Rector del Santuario Principal, lleva el privilegio y la obligación de encabezar su Cofradía, unir y esparcir su devoción por todo el mundo. Nunca puede haber una competencia por poder, dinero o control de ninguna de estas bellas devociones que residen seguramente en el seno del Inmaculado Corazón de María.

Santa Filomena, Nueva Luz de la Iglesia Militante, ¡Ruega por nosotros!

Mrs. Patti Melvin
Directora, (ULRA)
Universal Living Rosary Association of St. Philomena
P.O.Box 1303, Dickinson, TX 77539 USA

Tomado de cartas de nuestra directora, Patti Melvin a los Asociados, con el Título de:
¡A Santa Filomena Nada le es rehusado!

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