viernes, 14 de julio de 2017

Triduo a Nuestra Señora y Reina del Carmelo

Oración Diaria  

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmelo! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro Bendito Escapulario, miradme benignamente
y cubridme con el manto de vuestra maternal protección.

Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las
tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.

Asistidme en vida, consoladme cuando muera
con vuestra amabilísima presencia, y presentadme
a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro,
para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.



Oración para el día primero del Triduo
  
¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar Vuestro especialísimo amor
a los Carmelitas les honrasteis con el dulce nombre de hijos y hermanos vuestros, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en Vos, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones,
moviéndoles a la imitación de Vuestras excelsas virtudes.

Os ruego, Señora, me miréis, como amorosa Madre y me alcancéis la gracia de imitaros,
de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo vuestro,
y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, os lo suplico humildemente, diciendo:


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Terminamos rezando las tres Avemarías a Nuestra Señora del Carmen:

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Serafines, 
los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, 
porque me habéis dado vuestro Escapulario.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Arcángeles, 
los Justos y los Santos os llenen de alabanzas, 
porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor,
os doy mi alma, mi vida, mi corazón,
y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas,
porque con vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza
de que os veré en el Cielo... No me dejéis, Madre mía.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.



                             Segundo Día del Triduo a Nuestra Señora del Carmen: 


Oración Diaria

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmelo! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro Bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección.

Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las
tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.

Asistidme en vida, consoladme cuando muera
con vuestra amabilísima presencia, y presentadme
a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.



Oración para el Segundo día del Triduo:

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas
por especiales hijos Vuestros, los enriqueciste con la singular prenda
del Santo Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores
para con los que devotamente lo visten y cumpliendo
con sus obligaciones, procuran vivir de manera que,
imitando Vuestras virtudes, muestran que son vuestros hijos.

Os ruego, Señora, me alcancéis la gracia de vivir siempre
como verdadero católico y cofrade amante del Santo Escapulario,
a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción.
Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Terminamos rezando las tres Avemarías a Nuestra Señora del Carmen:

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Serafines, 
los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, 
porque me habéis dado vuestro Escapulario.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Arcángeles, 
los Justos y los Santos os llenen de alabanzas, 
porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor,
os doy mi alma, mi vida, mi corazón,
y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas,
porque con vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza
de que os veré en el Cielo... No me dejéis, Madre mía.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén


                 Tercer Día del Triduo a Nuestra Señora del Carmen


Oración Diaria:  

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmelo! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro Bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección.

Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las
tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.

Asistidme en vida, consoladme cuando muera
con vuestra amabilísima presencia, y presentadme
a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.


Oración para el tercer día del Triduo:

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que os dignásteis admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas,
que entre todos los mortales fueron los primeros que
en vuestro honor edificaron un templo en el Monte Carmelo,
donde concurrían fervorosos a daros culto y alabanza.

Os ruego, Señora, me alcancéis sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios,
adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado,
adorado y alabado por mí, sin que jamás
le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno.
Así, Señora, os lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Terminamos rezando las tres Avemarías a Nuestra Señora del Carmen:

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Serafines, los Santos y los Justos os llenen de alabanzas, porque me habéis dado vuestro Escapulario.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía del Carmen, bendita seáis; los Arcángeles, los Justos y los Santos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Madre mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor,
os doy mi alma, mi vida, mi corazón,
y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas,
porque con vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza
de que os veré en el Cielo... No me dejéis, Madre mía.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, 
ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

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