No es vano
aunque el entorno se te presente totalmente árido y conflictivo. Aunque sientas
que tus palabras son ignoradas y echadas en un saco roto. Quiero decirte que
estás justamente donde Dios así lo pensó para ti. Es allí donde te ha
constituido un sembrador de Su Palabra.
¡¡A ti te
corresponde sembrar la Palabra!!
Te corresponde
hacerlo independientemente donde estés y con quien estés; si son muchas o pocas
las personas; será Dios quien se encargue de hacerla fructiferar, no tú.
Solamente eres quien porta la semilla y la siembra.
Traigo a tu
memoria esas palabras que Dios puso en el Profeta Isaías, 55: 9-11:
“Así, como el
cielo está muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan
por encima de sus caminos y mis proyectos son muy superiores a los de ustedes. Como
baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la
tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente
para sembrar y el pan para comer, así será la palabra que salga de mi boca. No
volverá a mí con las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería,
y haber llevado a cabo lo que le encargué.”
Tu solamente
siembra empleando al máximo los dones, las capacidades y recursos que Dios te
ha dado. Úsalos, no los desperdicies, por algo te han sido dados, sino, ¿Qué
sentido tendría tenerlos?
Es necesario que
seas muy responsable y diligente al hacerlo. Ese ha sido el trabajo que Dios te
ha asignado en el lugar en el cual estás hoy. Si…. Justamente allí.
Tu labor es
precisamente esa: sembrar la Palabra de Dios en los corazones de las personas
que te rodean; del resto, Él se encargará.
Ten la plena
certeza que NO estás sol@. Dios mismo se ha comprometido contigo para
respaldarte en tu labor. De Él viene la capacidad que tienes. De Él viene la
protección que te brinda a cada paso que das, independientemente hacia donde te
dirijas. De Él viene la provisión que suple todas y cada una de tus necesidades
básicas.
En esta fecha
específica, Dios confirma el llamado que ha hecho a tu vida; te lo confirma a
pesar de todas tus incapacidades, y a pesar de tus errores repetitivos
cometidos en el pasado. Dios desea contar contigo en esta ardua pero valiosa
tarea.
No sé cómo están
tus ánimos o tu disposición. Solo Dios te conoce. Pero dile nuevamente hoy:
“Heme aquí,
envíame a mí.” Isaías 6:8
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