Dios bendiga esta
casa y a quienes la habitan,
y el dintel luminoso
de su entrada.
Bendito el fuego de
este hogar,
su mesa, y cuanto
sitio de descanso haya.
Bendito sea el
cristal que el rayo deje
de la luz penetrar
por la ventana.
Bendita la cumbrera
que la ciñe,
Y las fuertes paredes
que la guardan.
La paz divina con la
paz del hombre,
alumbrarán de amor
esta morada.
Amén.
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