martes, 5 de agosto de 2014

Imitación de María


Para enseñarnos a cada uno, la Iglesia nos dice: "APRENDE DE MARÍA, IMITA A MARÍA! DESPUÉS DE DE DIOS, MARÍA ES EL CAMINO MÁS SEGURO AL CIELO! Es apropiado que busquemos el auxilio de María en esa guerra contra el espíritu del pecado a la que somos llamados.

La Santa Madre Iglesia, en su gran sabiduría, siempre nos está llamando a que aprendamos de Nuestra Santísima Madre. 

Aprende de María! María elevó a la humanidad por la inspiración de su ejemplo brillante. Estando sin mancha, sin un  rival entre las criaturas. María relampaguea ante la mirada asombrada de la humanidad la visión de una vida perfecta. La refulgencia espiritual de María sobrepasa cualquier belleza que un pintor o poeta jamás pudiera expresear en su lienzo o en palabras. Sería más fácil arrancar las estrellas del firmamento con el índice y el pulgar que comprender completamente su grandeza espiritual. Mientras más de cerca imitemos a María, mayor será nuestra santidad.

Aprende de María! Si estudiamos la bella vida de Nuestra Señora en todo detalle, y le pedimos su gracia y fortaleza, entonces veremos lo que le agrada. Creceremos como ella, y nuestros corazones asemejarán su Corazón. Poco a poco, la vida espiritual nos absorverá, y nada más tendrá atractivo para nosotros. Veremos claramente la locura de gastar nuestra energía en las nadas con matices de arco iris.

Aprende de María! María debe haber  sido alegre y accesible. Debe haber radiado gozo, porque el gozo santo, visible en el rostros, es una característica de los santos de Dios. La algría no significa carcajadas repentinas o entusiasmo a cada hora. Seguido los que gritan con risa que están al borde de las lágrimas. La felicidad que satisface solo se encuentra en el Cielo cuando veamos a Dios cara a cara. Sin embargo, aún cuando vivimos en la tierra, cierto grado de felicidad es obtenido por el gozo de una buena conciencia. Un gozo profundo y duradero, emitido por la salud espiritual de nuestra alma inmortal, se levanta de nuestra unión con Dios a través de la Gracia Santificadora.

Aprende de María! Cuando las tristezas nos lleguen copiosamente. María nos enseñará a ser amables; cuando el manto del sufrimiento cubre nuestros hombros; cuando somos heridos en lo vivo por la insinceridad de aquellos en quienes confiamos; cuando nos duele la ingratitud de aquellos en quienes hemos volcado la abundancia de nuestro afecto, debemos aprender a imitar la bondad de María.

Aprende de María! María nos enseñará a guardar silencio bajo el reproche. Ella nos enseñará a mantener nuestros labios sellados cuando están ardiendo con impaciencia y mala voluntad; cuando somos cortados por la espada de la calumnia; cuando somos mal juzgados, humillados y perseguidos por los mismos que buscamos apoyo. María nos enseñará el gran arte de llevar paz a todos con quienes vivimos.

Aprende de María! María nos enseñará el mal de todo compromiso. De ella, nos será dado el conocimiento de la verdad y el error. A través de ella, nos será dado el conocimiento de la verdad y el error. A través de ella, nos será dada la gracia de conocer la Santa Voluntad de Dios, y la fortaleza y el valor para cumplirla, no importa qué sdacrificio se nos pida.

Aprende de María! Hubo dulzura en el habla de María, en su porte, en sus ojos y en su semblante. El ser entero de María estaba penetrado de dulzura.

Aprende de María! Debemos esforzarnos con afán para seguir en sus pasos. Todo hemos notado que, cuando hay ventaja material, es demasiado fácil tener iniciativa; es demasiado fácil ser ingenioso. Sin embargo, cuando oportunidades sobrenaturales están a mano, somos débiles y lentos.

Aprende de María! San Lucas (19:41) nos dice de las lágrimas que Jesús derramó sobre la ciudad de Jerusalén: "Al llegar cerca de la ciudad, derramó lágrimas sobre ella." Según María mira nuestras almas, ¿somos un consuelo para ella? ¿Encuentra la imagen de su Hijo resplandeciente en nuestras almas? O, nos hemos vuelto una desilusión para ella? Seguramente, ella está buscando heroísmo en nosotros!

Aprende de María! María nos enseña donde se encuentra la verdadera paz, esa paz de la que Nuestro Señor habló cuando dijo: "La paz os dejo, la paz os doy." (  San Juan: 14;27).

La paz que viene de la imitación de María no es esa que viene del poder y riqueza. El poder se busca porque da utoridad para regir. La riqueza se busca porque es la puerta a la influencia. La paz que María trae puede ser nuestra aún cuando estemos rodeados por los que se inquietan y trinan. Si la tierra misma se sacudiera bajo nuestros pies, verdaderamente estaremos seguros, porque moramos dentro del Corazón Inmacualdo de María, donde ni las pasiones de los hombres ni las convulsiones de imperios pueden tocarnos.

Aprende de María! El Hijo Divino de María nos dijo: "Un Mandamiento os doy, que os améis unos a otros, del modo que os he amado." El Amor de Nuestro Señor fue universal: Amor de su prójimo, amor de extraños, amor de sus enemigos.

Podemos asemejar el amor de María por la humanidad a la acción del sol, porque el sol se ha visto como el símbolo bello de caridad. El sol da luz a todos, no importa credo o nacionalidad. Porque no hace distinción entre personas, brilla igual sobre justo y el injusto. Manda sus rayos vivificantes igualmente a un tugurio como a un palacio. Se da tan libremente a un criminal como al monarca más estimado de la tierra. No tiene odio ni prejuicio hacia ningún ser humano. El sol no pregunta de quien son las papas, el maíz o las rosas sobre los que brilla. Las ciénagas más venenosas y los pantanos más miasmáticos están inundados con sus bellos rayos vivificantes.

Oh, qué fuerzas de bien poseerían nuestros corazones si solo no pensaran en el yo!!! María es nuestro prototipo para imitar.

Aprende de María! Se relata un antiguo cuento de un rayo de sol que viajó por todo el universo. Este rayo dorado de luz viajó a los lugares más lúgubres de la tierra. Planeó sobre callejones obscuros, hogares tristes y sin sol, y sótanos. Pero nunca pudo encontrar las tinieblas, porque, a donquiera que iba, la brillantéz de su propia luz brillaba y alegraba todo lo que venía a su presencia. Si imitamos a María, agradaremos al Sagrado Corazón de Jesús.



Tomado del manual de: Congregación de Los Hijos de María





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