Madre, en nuestros oídos el grito solemne de Cristo: "SED SANTOS", y en nuestro corazón pobre un tremendo temblor ante Sus exigencias de Amor...
Madre, venimos a que nos mires y nos regales el amor de tu corazón, para realizar el deseo único de nuestro Cristo roto por el amor en la Cruz y abierto en catarata sangrienta para redimir la humanidad caída: que sean ¡SANTOS!
Esa Santidad que es camino y meta, escalada y cumbre luminosa, misión escencial de nuestras vidas consagradas....Madre, haznos conscientes de que solo el santo es capaz de revolucionar el mundo, solo el santo hace que el mundo se encuentre cara a cara con su Dios, sólo el santo es noticia exacta de su misterio de amor, solo el santo perfuma el ambiente y renueva todas las cosas.
Por eso, Madre, nuestra súplica: ¡HAZNOS SANTOS! Lánzanos a las crestas de las montañas, lánzanos a las cumbres más altas donde siempre el atardecer es de fuego y de alegría, y haz que bajemos a ofrecer mansedumbre, pureza, alegría, bondad, amor a los hermanos.
Madre y Amiga, Reina y Señora fíjanos definitivamente en el misterio del Amor, acelera en nuestras vidas la hora de Jesús, su momento de dar gloria al Padre plenamente en el cumplimiento perfecto de sus voluntades eternas.
Madre y Amiga, haznos más concientes de que Él nos espera, de que el tiempo avanza, que la eternidad está cerca, que su mirada ha caído sobre nsotros exigiéndonos todo, todo, todo.
Madre y Amiga, Reina y Señora: Danos el total abandono en tu Dios y seguridad absoluta en su Ser, haznos heraldos de su amor a los hombres y en un gesto heróico de entrega, haznos luz desde tí para el mundo, luz que no conozca ocaso ni atardecer: Madre en tu luz haznos luz de Dios, amén.
Compuesta por el Siervo de Dios P. Aníbal Reyes Belén.
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