La Virgen que apareció en Fátima el 13 junio de 1917 dijo, entre otras cosas, a Lucía:
"Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado".
Luego, en aquella aparición, hizo ver a los tres niños su Corazón coronado de espinas: ¡El Corazón Inmaculado de la Madre amargado por los pecados de los hijos y para ellos la condenación eterna!
Lucía cuenta: "el 10 diciembre de 1925 se apareció en mi habitación la Santísima Virgen y a su lado un Niño como suspendido sobre una nube. La Virgen tenía una mano sobre hombros del niño y al mismo tiempo, en la otra, un Corazón circundado de espinas. En aquel momento el Niño dijo: "Si tienes compasión del Corazón de Tu Madre Santísima envuelto en las espinas que los hombres ingratos le clavan continuamente debes hacer actos de reparación para arrancárselas"
Y enseguida la Santísima Virgen añadió: "Mira, hija mía, mi Corazón circundado de espinas que los hombres ingratos infligen continuamente con blasfemias e ingratitudes. Consuélame al menos tú y haz saber esto:
A todos aquellos que por cinco meses consecutivos, el primer sábado de cada mes se confiesen, reciban la santa Comunión, reciten el Rosario y me hagan compañía durante quince minutos meditando los Misterios con la intención de ofrecerme reparaciones, prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación".
Esta es la gran Promesa del Corazón de María que se pone a lado de aquella hecha por el Corazón de Jesús.
Para obtener la promesa del Corazón de María se piden las siguientes condiciones:
1- Confesión hecha dentro los ocho días precedentes con la intención de reparar las ofensas hechas al Corazón Inmaculado de María. Si en la confesión se olvida de hacer tal intención, puede formularla en la confesión siguiente.
2- Comunión, hecha en gracia de Dios con la misma intención de la confesión.
3- La comunión debe ser hecha en el primer sábado del mes.
4- La confesión y la comunión se tiene que repetir por cinco meses consecutivos, sin interrupción. De otra manera se tiene que empezar de nuevo desde el principio.
5- Recitar la corona del Rosario, al menos la tercera parte, con la misma intención de la confesión.
6- Meditación, hacer compañía a Santísima Virgen por un cuarto de hora meditando sobre los misterios del Rosario.
Un confesor de Lucía le peguntó el por qué del número cinco. Ella le preguntó a Jesús, quien le respondió:
"Se trata de reparar las cinco ofensas directas al corazón inmaculado de María."
1- Las blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
2- Contra su Virginidad.
3- Contra su Maternidad divina y el rechazo de reconocerla como Madre de los hombres.
4- La obra de aquellos que públicamente infunden en el corazón de los pequeños la indiferencia, el desprecio e incluso el odio contra esta Madre Inmaculada.
5- La obra de aquellos que la ofenden directamente en sus imágenes sagradas ».
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