lunes, 15 de julio de 2013

Nuestra Señora protege a un misionero


Un sacerdote Carmelita que trabajaba en Tierra Santa, tenía que caminar mucho para dar la unción de los enfermos a una moribunda.

La carretera de ese barrio era de tierra, había llovido y estaba enlodada, tanto que el autobús no pudo continuar su ruta. El sacerdote tenía que caminar las últimas 4 millas del camino.

Luego de haber caminado dos millas, el sacerdote sintió que se estaba hundiendo en el lodo. Por más que tratara de salir a tierra firme, tan solo logró caer en un hueco profundo. Estaba a punto de morir ahogado en el lodo y no había nadie cerca para ayudarlo.

De pronto pensó en Nuestra Señora y su Escapulario. Besó el Escapulario que llevaba puesto. Era el Escapulario grande, que es parte del hábito completo de los Carmelitas.

Miró hacia el Monte Carmelo, que estaba cercano, este gritó: SANTA MADRE DEL CARMELO AYÚDAME, SALVÁME!!!!

Un momento después, el sacerdote se encontró en tierra firme.
Atestiguó después, "Sé que la Santísima Virgen me salvó por medio de su Escapulario, a pesar que perdí mis zapatos en el lodo y cubierto todo de él."



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