domingo, 28 de mayo de 2017

¡Haz reparación y Consuela a tu Dios!


El objeto de la adoración Eucarística es la Divina Persona de Nuestro Señor Jesucristo presente en el Santísima Sacramento. No hay nada más grande o santo que podamos hacer en la tierra que adorarlo.
Adoración es un ejercicio perfecto de todas las virtudes:

-          FE - Es completa y perfecta cuando adoramos la escondida, velada y aniquilada Sagrada Hostia, no con nuestros sentidos, sino con el espíritu puro de fe.

-          Piedad – Concentrada en el Dios escondido, por oración, culto, respeto, humildad, penitencia y pureza.

-          Amor de Dios – Amor a través de adoración y amor del prójimo por las oraciones que ofrecemos por Él.

Jesús está en la Eucaristía porque Él nos ama y quiere que lo amemos. Cuando entramos a la Iglesia, necesitamos dejar en la puerta nuestras preocupaciones y ocupaciones, y buscar consuelo y la fortaleza solo de Dios. Aunque estemos muy distraídos, con nuestra actitud y postura respetuosa, proclamamos Su Divinidad y Su Presencia.

Uno de los mayores pecados contra la fe, se encuentra en nuestra falta de respeto al Santísimo Sacramento. ¿Cuántos raramente dan una visita con devoción a Jesús Escondido? ¿Cuántos nunca lo hacen? No lo conocen lo suficiente. ¡Qué ingratitud! El hombre raramente se aventura más allá del mundo de los sentidos, sus intereses son naturales, mundanos y egoístas, que culminan en herejía e impiedad. El mundo sumerge la atención de las almas, las ata y esclaviza con ocupaciones externas, y las aparta del amor de Dios.

El diablo libra una guerra incesante contra nuestro amor por Jesús Sacramentado.

Si los cristianos continúan desertando a Jesucristo de Su templo; ¿no quitará de ellos el Padre Celestial a Su Amado Hijo, a quien ellos han abandonado? ¿No lo ha quitado ya de Naciones y Reyes, que ahora viven en la sombra de la muerte? ¡Qué triste espectáculo ver a Nuestro Santísimo Señor Jesucristo abandonar a un pueblo! La nube de la desolación ha pasado sobre Europa. Jesús ha sido echado fuera de Sus templos. Francia ha visto su fe en amor y por la Eucaristía disminuir, y como resultado, ¡Cuántas iglesias ahora son devotas de la herejía! Cuando su amor murió, Jesús escapó y no ha regresado. ¡La felicidad viene solo de la posesión de Dios, y en la Eucaristía poseemos a Dios!

La Eucaristía es el centro del cristiano, mirad esta morada de amor: ¡La Divina Eucaristía!


El amor sin sacrificio es un nombre vacío. Nuestro Señor vive y actúa en la Eucaristía. Jesús hizo la Eucaristía un PAN para el débil y el fuerte; un remedio para el pecado; un arma poderosa contra el diablo. Es el continuo milagro de Su Resurrección para vivir en sus miembros débiles y enfermos. Arrojemos nuestras miserias en el Divino Fuego como paja en las llamas. Sumerjamos nuestro manchado ropón bautismal, en la Sagrada Sangre del Cordero de Dios, y saldrá blanco y bello.

Reparemos tantos ultrajes y sacrilegios, comenzando por mi alma y la del mundo. Ten en mente los cuatro puntos de adoración:
1-      El amor adora
2-      Da gracias
3-      Llora sus pecados
4-      Se consagra enteramente a la mayor Gloria de Jesús.

El amor significa sacrificio; es el don de nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Debemos vaciar nuestro corazón de todo sentimiento de autoestima.

Reflexión:

Hoy en el hogar, tanto el padre como la madre son el origen de la espada que atraviesa el Corazón de nuestro Dios crucificado. En muchos de los hogares no existe la modestia en el vestir, rehúsan obedecer y están absorbidos por el materialismo del mundo. Satanás y el mundo flagelan a Nuestro Señor y Dios. En este estado, Él toca a la puerta de tu casa; tiene frío, hambre, derrama lágrimas, y Su túnica está desgarrada. Él es Jesús y quiere reinar, perdonando.

¡Qué bien para ti poder completar la reparación del Calvario y del Altar, al hacer tu hora santa de adoración como familia en tu propio hogar! Podrás salvar mil almas más que, si hubieran muerto antes de que hicieras tu hora santa, se habrían perdido.


El hogar se encuentra en gran peligro. ¡Madre de Dios, sálvanos! El hogar cristiano está muriendo. ¡Madre de Dios, sálvanos! Oh, mediadora de Misericordia, salva la familia y perfúmala con fragancia de castidad; sé una vez más nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza.

Oración:

Conceded que os ame, oh Jesús, que sois amado en mi vida de familia, en el cumplimiento exacto de mis deberes cotidianos, y en la aceptación de aquellas cruces conectadas con mi estado de vida. Conceded que os ame, oh Jesús, en las almas que habéis puesto bajo mi cuidado, especialmente las que se han descarriado. 

Conceded que os ame, oh Jesús, en Vuestro don inefable del Corazón de María, y en esta escuela, aprenda a ser sencillo, humilde, casto y puro, y que, guiado por María, me santifique en Vuestro Amor. Vos sabéis que a pesar de mis miserias, deseo con voluntad firme vivir y morir diciendo y probándoos, que os amo sobre todos los tesoros del cielo y de la tierra.
Amén.

Tomado de: Extractos de La Víctima – Escritos de San Julián Pedro Eymard




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