sábado, 10 de noviembre de 2018

Padre Nuestro de mi corazón


¡Qué feliz soy, oh Dios mío, de tenerte por Padre! ¡Cuánta es mi alegría al pensar que el cielo en el que estás sentado, debe ser un día mi morada! Glorificado sea sea vuestro Santo Nombre por toda la tierra. Reine absolutamente sobre todas las voluntades.

Concede a tus hijos el alimento del espíritu y del cuerpo. Nosotros perdonamos de corazón a nuestros enemigos: pido por favor, perdonarlos también mi Dios; sostenednos en las tentaciones y en los males de esta miserable vida, y presérvanos del pecado, que es el mayor de nuestros males, amén.

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