martes, 4 de julio de 2017

La mejor penitencia

La mejor penitencia es aquella que Dios envía. Actos de abnegación que nosotros escogemos libremente son preciosos a la vista de Dios. Pero, mucho más precioso, son aquellos sufrimientos que no hemos escogido y que nos llegan sin pedirlos. 

El cáliz del sufrimiento que Cristo bebió fue amargo y sin atractivo. Él le pidió a Su Padre Celestial que pasara de Él; no obstante, agregó: “…no se haga Mi Voluntad sino la Tuya.” Aceptar la voluntad de Dios, sin queja, es la contribución más grande que cualquier cristiano puede hacer para la causa de la paz en el mundo.


Cardenal Griffin - 1951

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