martes, 2 de febrero de 2016

Ecce Ancilla Domini (He aquí la esclava del Señor)




Estoy en tus manos oh María. Modela y forma este barro que soy;
dadle una forma y rompedlo otra vez. Eres su dueña, no se puede quejar.
Estoy seguro que servirá a tu propósito, y que nada en mí se opndrá a tu beneplácito.
Ya sea que me pidas, ordenes o prohibas, estoy listo a obedecer.

¿Qué quieres que haga o no haga? Ya sea exaltado o humillado,
consolado o afligido, capaz de trabajar para ti,
o incapaz de hacer nada, servicial a los que me rodean,
o una carga para todos, te amaré y sacrificaré mi voluntad
por la tuya en todo diciendo:
¡Mi alma es esclava de amor de María!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario