jueves, 30 de julio de 2015

Promesas a Los Que Cantan "Ave Maris Stella"


Durante un levantamiento en Roma, un gentío llegó a la casa donde luego se hospedaba Santa Brígida. En seguida, la cabeza del bando habló violentamente de quemar viva a la santa. En ese instante, Santa Brígida recurrió a Nuestro Señor, preguntándole si ella debía huir y refugiarse en un lugar más seguro. Jesucristo la aconsejó diciendo que se quedara en ese mismo sitio. Jesús le dijo así: "No importa la premeditada acción que preparan de conspirar contra tu vida. Mi poder quebrantará la malicia de tus enemigos. Si Mis enemigos me crucificaron, es que Yo lo he permitido."

Luego, Nuestra Santísima Madre añadió: "Reunid en grupo, y cantad el Himno, 'AVE MARIS STELLA'; y yo os guardaré de todo peligro." (Este título significa: "SALVE, ESTRELLA DEL MAR")

Salve, Estrella de mar
Gran Portal del cielo,
Eres siempre Virgen
Madre del Señor.

Pronunciando el Ave
La boca de Gabriel,
Cambia de Eva el nombre,
Y nos fundó en la paz.

Desliga a los cautivos.
Alumbra a los ciegos.
Despide nuestros males.
Danos dicha plena.

Muéstrate ser Madre,
Y ofrece nuestras preces
Al Verbo Encarnado,
En tu Seno Virginal.
Virgen escogida,
Madre más benigna,
Presérvanos sin culpa,
Vituosos y apacibles.

Pedimos vida pura.
El camino asegura.
Y ver a Jesucristo,
En gozo sempiterno.

Gloria a Dios Padre;
Gloria a Dios Hijo;
Y al Santo Espíritu,
Dios, Uno-y-Trino.

Amén

Oración contra las tempestades


(En cada "†", haga la seña de la cruz.)

Jesucristo, el Rey de la Gloria, ha venido en paz.† Cristo sufrió. Cristo fue crucificado.† Cristo murió.† Cristo rescitó de entre los muertos.† Cristo subió a los cielos.† Cristo triufa.† Cristo reina.† Cristo impera.† Que Cristo nos proteja de todas las tempestades y de los relámpagos.† Cristo ha pasado en medio de estas tormentas en paz.† Y el Verbo se hizo Carne.† Con María Santísima, Cristo habita en nosotros.† Huíd espíritus malignos del enemigo porque el León de la generación de Juda, la raíz de David ha triunfado.† ¡Santo Dios!† ¡Dios Santo. Todopoderoso!† ¡Dios, Santo Inmortal!† 
¡Ten piedad de nosotros. Amén!

Palabras del Cardenal Ratzinger -ahora Papa Emérito- Benedicto XVI- sobre el Santo Rosario



"El origen histórico del rosario se remonta a la Edad Media, una época en la que las oraciones
normales eran los salmos. Pero por entonces muchas personas no sabían leer, lo que les impedía participar en los salmos bíblicos. Por eso se buscó un salterio para ellas, y se halló en la oración a María con los misterios de la vida de Jesucristo ensartados a modo de perlas de un collar.
Afectan al que reza de una forma meditativa, en la que la repetición tranquiliza el alma, y aferrarse a la palabra, sobre todo a la figura de María y a las imágenes de Cristo que pasan ante uno mientras tanto, sosiega y libera el alma y le concede la visión de Dios.

De hecho, el rosario nos integra en ese saber primitivo en el que la repetición forma parte de la
oración, de la meditación, en el que la repetición significa una forma de adentrarse en el ritmo del sosiego. Lo que importa no es tanto seguir con esfuerzo cada palabra de manera racional, sino todo lo contrario: dejarse llevar por la calma de la repetición, por lo cadencioso. Máxime teniendo en cuenta que no se trata de palabras vacías. Traen a mis ojos y a mi alma grandes imágenes y visiones y, sobre todo, la figura de María, y a través de ella la de Jesús.

Esas personas de las que hablábamos tenían que trabajar duramente. Al rezar, no podían emprender además grandes rutas intelectuales. Al contrario, necesitaban una oración que las tranquilizase, que las distrajera, que volviera a arrancarlas de sus preocupaciones y les mostrara el consuelo redentor. Creo que esa experiencia primitiva de la historia de las religiones, la de la repetición, del ritmo, de la palabra común, del coro que me lleva y se eleva y llena el espacio, que no me atormenta sino que me tranquiliza, consuela y libera; esa experiencia primitiva se ha cristianizado aquí por entero en el contexto mariano y en la aparición de la figura de Cristo al hacer rezar a las personas con enorme sencillez, enterándose al mismo tiempo del rezo, trascendiendo el ámbito intelectual al adentrarse el alma en las palabras.

Lo rezo (el rosario) con gran sencillez, igual que lo hacían mis padres. A los dos les encantaba el

rosario. Y mucho más a medida que envejecían. Cuanto más envejece uno, menos esfuerzos intelectuales se pueden hacer, y más se necesita un refugio interno y adentrarse en la oración de la Iglesia. Así que yo lo rezo tal como lo rezaban ellos".

Oración a Jesús, Sabiduría Encarnada a través de la Virgen María


¡Oh Eterna Sabiduría del Verbo Encarnado! ¡O Dulcísimo y Adorablilísimo Jesús! ¡Sois Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Hijo unigénito del Padre Eterno, y de la Bienaventurada siempre Virgen María! Os adoro profundamente en el Seno resplandeciente de Vuestro Padre Celestial, por toda la eternidad. También adoro la Encarnación Vuestra en el Seno Virginal de Vuestra dignísima Madre, María Santísima.

Os doy gracias por haberos aniquilado, tomando la forma de un esclavo, para rescatarme de la esclavitud cruel del demonio. Os alabo y glorifico por haberos sometido plenamente a María, Vuestra Madre Santísima y esto para convertirme en Vuestro fiel esclavo por medición de Ella. Mas, ¡ay de mí! He sido ingrato e infiel. No he cumplido las solemnes promesas que hice en mi bautismo. Y siendo que no he cumplido mis obligaciones, no merezco ser llamado Vuestro hijo; ni siquiera Vuestro esclavo. Ya que no hay nada en mí que no merezca Vuestra cólera, y Vuestra repulsa, no me atrevo a presentarme a solas ante Vuestra Santa y Augusta Majestad. Por esta razón, acudo a Vuestra Santísima Madre; pues me la habéis preparado y asignado como Medianera, ante Vuestra divina presencia. A través de Ella espero obtener la verdadera contrición, el perdón de mis pecados, y la gracia de adquirir y preservar la sabiduría.

¡Salve, O María Inmaculada, Tabernáculo Viviente de la Divinidad! ¡La Sabiduría Divina se ha complacido en ocultarse aquí, para ser adorado por los ángeles, y por todos los hombres! ¡Salve, O Reina del Cielo y de la Tierra, a cuyo imperio todo está sujeto bajo el dominio de Dios! ¡Salve, Refugio de los pecadores, cuya misericordia no desampara a nadie! Escuchad mis deseos de poseer la Divina Sabiduría. A este fin, recibid mis votos y ofrendas que humildemente os presento ahora: Yo, N.,... pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos, mis votos bautismales este día. Renuncio para siempre a santanás, a sus pompas y a sus obras; y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para cargar mi cruz y seguirle a El, todos los días de mi vida. Y deseo servirle con mayor fidelidad y más de los que he demostrado en el pasado.

En la presencia de toda la Corte Celestial, deseo elegiros, O Virgen Santa, como Madre y Señora mía. Me entrego y consagro totalmente a vos con todo lo que me pertenece en estado de esclavitud. Os entrego mi cuerpo, mi alma, y todos mis bienes, tanto interiores como exteriores. Os ofrezco aun, el valor de todas mis buenas obras, pasadas, presentes y futuras. A vos entrego el pleno derecho de disponer de mí, y de todo lo que me concierne sin excepción, según os complace. Y todo esto ofrezco por mayor gloria de Dios durante el tiempo y por toda la eternidad.

Recibid, O Virgen benigna, esta pequeña oferta de mi esclavitud. Os la ofrezco en honor, y en unión de la humildad con que la Eterna Sabiduría se dignó someterse a vuestra Maternidad. También rindo homenaje al dominio que ambos tenéis sobre este pobre pecador y agradezco a la Santísima Trinidad por los privilegios con que os ha colmado. Declaro, que en adelante, deseo honraros y obedeceros plenamente, en todas las cosas, como vuestro verdadero esclavo.

¡O Madre admirable! Presentadme a vuestro amable Hijo como Su esclavo eterno. Así como El me ha redimido por vuestra mediación, así mismo pido que me reciba por vuestra intervención. ¡O Madre de misericordia, concededme la gracia de obtener la verdadera sabiduría de Dios! A este fin, os suplico recibirme con los que amáis y enseñáis, y con todos los que habéis guiado, alimentado y protegido, como hijos y esclavos vuestros.

¡O Virgen fiel! Ayudadme para que en todas las cosas, yo sea un discípulo, imitador y esclavo perfecto, de la Sabiduría Encarnada, Jesucristo, Vuestro Divino Hijo. De este modo, mediante vuestra intercesión, alcanzaré la plenitud de la edad de Cristo aquí en la tierra, y gozar plenamente de Su gloria en el Cielo. Amén.

De: San Luis María Grignion de Montfort


(Indulgencia plenaria bajo las condiciones usuales, en la Fiesta de la Inmaculada Concepción, y el día 28 de abril - Preces et Pia Opera, 75.)


lunes, 27 de julio de 2015

Oracion por los alejados de la Fe Católica

Oh Jesús, te pido humildemente por todos mis hermanos y hermanas que se han alejado de la Iglesia Católica. Que vuelvan a ver y revisar las razones que los movieron a hacer tal cosa. Ilumínalos y muévelos a la conversión.
¡Que regresen sin miedo al seno de la Iglesia Católica, su verdadera Madre!
¡Que regresen al seno de la Iglesia Católica, que los espera con los brazos abiertos para que te reencuentren a Ti!
¡Que regresen para reencontrar a su Madre, la Santísima Virgen de Guadalupe!
¡Que regresen a la Iglesia Católica donde se encuentra la plenitud de la verdad revelada y los medios de salvación!
¡Que regresen a la Iglesia Católica donde se encuentra la ininterrumpida tradición cristiana!
¡Que vuelvan a estar unidos a la vid verdadera!

Amén.

jueves, 16 de julio de 2015

La Devoción del Escapulario Carmelita

El escapulario es un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María, y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos.

La palabra escapulario viene del Latín “scapulae” que significa “hombros”. Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
El Papa Pío XII alude a este hecho cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen.»

Muchos Papas, santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
 
ES UN SACRAMENTAl

El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.
Según el Concilio Vaticano II, “un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia”. (S.C.60).

La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los más importantes sacramentales marianos.

“La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales” (Pío XII, 6-VIII-1950).

Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: “Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios.”

NO ES…
• Un objeto para una protección mágica (un amuleto).
• Una garantía automática de salvación.
• Una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.

SÍ ES…
• Un signo aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos.
• Un signo que representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
• Abiertos a Dios y a su voluntad.
• Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
• Cercanos a las necesidades de los demás.
• Orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.


LA VIRGEN MARÍA ENTREGA EL ESCAPULARIO EL 16 DE JULIO DE 1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó “La flor del Carmelo” y la “Estrella del Mar” y le suplicó la protección para toda la comunidad.

En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: “Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno”; es decir, quien muera con él, se salvará.

Luego, la Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que “como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, (…) sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza”.

Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida más comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.

LAS PROMESAS DEL VIRGEN DEL CARMEN SOBRE EL ESCAPULARIO

Decía el Papa León XIII, “Su misma nobleza de origen, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento”. A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:

Primera promesa
Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen S. Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, apareciósele circundada de ángeles la Stma. Virgen (15 de Julio de 1251) y entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Santo Escapulario, prometióle que cuantos murieren revestidos de él no se condenarían.
Para merecer esta Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.

Segunda promesa
Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.

Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontífices.

Por él, el Sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración de Paulo V, la Virgen del Carmen, co
n cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso.
El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el Sgte. Decreto: “Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intercesiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano”.

En 1950 recordaba Pío XII: “Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por su intersección, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha trasmitido”.
Para ganar esta Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se exige: usar el escapulario con fidelidad; observar castidad de acuerdo al estado de vida; rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.

INDULGENCIAS

He aquí las indulgencias plenarias y parciales para los que visten el escapulario.
A) Indulgencias plenarias.

1. El día que se viste el escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o Cofradía.
2. En estas fiestas:
a) Virgen del Carmen (16 de Julio o cuando se celebre);
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).

3. Indulgencias Plenaria el día del Carmen. El día del Carmen, 16 de Julio, o en la fecha que exactamente se celebre, tiene concebida una indulgencia plenaria.
4. Indulgencia parcial. Se gana indulgencia parcial por usar piadosamente el santo escapulario. Se puede ganar no sólo por besarlo, sino por cualquier otro acto de afecto y devoción. Y sólo al escapulario, sino también a la medalla-escapulario.



ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ESCAPULARIO

¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?. Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.

Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores.

Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.

Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora. San Claude de la Colombiere advierte: “Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario”

LA MEDALLA ESCAPULARIO

La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En 1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la medalla-escapulario.
Esta concesión fue hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen.

ALGUNOS TESTIMONIOS ESPECIALES

El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años más tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.
El Papa Pío XII habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el Escapulario como “Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María” (tal como pidió la Virgen en Fátima).

El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios.

San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.

San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena, Colombia un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin embargo él continuó su obra hasta tener más de 300,000 conversos.

Es evidente que la Virgen María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Reporta Lucia (vidente de Fátima, Hermana María del Inmaculado Corazón), que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.

Juan Pablo II: “También yo llevo mi escapulario desde hace mucho tiempo, el escapulario del Carmelo”.


OTROS TESTIMONIOS

Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezaba las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo:

“Padre, yo no soy católico”.
“¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?”, preguntó el sacerdote.
“He prometido a mis amigos usarlo”, explicó el paciente. “Además rezo un Ave María diariamente.” “Usted se está muriendo” replicó el sacerdote. “¿Quiere hacerse católico?”
“Toda mi vida lo he deseado”, contestó el moribundo.
Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.

“Un sacerdote de Chicago fue llamado para ir a asistir a un moribundo que había estado lejos de su fe y de los sacramentos por muchos años. El moribundo no quiso recibirlo, ni hablar con el. Pero el sacerdote insistió y le enseñó el escapulario que llevaba. Le preguntó si le permitiría ponérselo. El hombre aceptó con tal que el sacerdote lo dejara en paz. Una hora mas tarde el moribundo mandó a llamar al sacerdote pues deseaba confesarse y morir en gracia y amistad con Dios”

El demonio odia el escapulario. Un día al Venerable Francisco Yepes se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio aulló: “¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas almas!”.
Un misionero Carmelita de Tierra Santa fue llamado a suministrar la unción de los enfermos en el año 1944. Notó que mientras caminaba, sus pies se hundían cada vez más en el fango hasta que, tratando de encontrar tierra firme, se deslizó en un pozo de fango en el que se hundía hacia la muerte. Pensó en la Virgen y besó su hábito el cual era escapulario. Miró entonces hacía la Montaña del Carmelo gritando: “¡Santa Madre del Carmelo! ¡Ayúdame! ¡Sálvame!”. Un momento mas tarde se encontró en terreno sólido. Atestiguó más tarde: “Sé que fui salvado por la Santísima Virgen por medio de su Escapulario Carmelita. Mis zapatos desaparecieron en el lodo y yo estaba cubierto de él, pero caminé las dos millas que faltaban, alabando a María”.

En el verano de 1845 el barco inglés, “Rey del Océano” se hallaba en medio de un feroz huracán. las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. Entre la tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho. Durante lo acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.

En mayo de 1957, un sacerdote Carmelita en Alemania publicó una historia extraordinaria de cómo el Escapulario había librado un hogar del fuego. Una hilera completa de casas se habían incendiado en Westboden, Alemania. Los piadosos residentes de una casa de dos familias, al ver el fuego, inmediatamente colgaron un Escapulario a la puerta de la entrada principal. Centellas volaron sobre ella y alrededor de ella, pero la casa permaneció intacta. En 5 horas, 22 hogares habían sido reducidos a cenizas. La única construcción que permaneció intacta, en medio de la destrucción, fue aquella que tenía el Escapulario adherido a su puerta. Los cientos de personas que vinieron a ver el lugar que Nuestra Señora había salvado son testigos oculares del poder del Escapulario y de la intercesión de la Santísima Virgen María.


En Octubre de 1952, un oficial de la Fuerza Aérea en Texas escribió lo siguiente: “Seis meses después de comenzar a usar el Escapulario, experimenté un notable cambio en mi vida. Casi inmediatamente comencé a asistir a Misa todos los días. Durante la cuaresma viví fervorosamente como nunca lo había hecho. Fui iniciado en la práctica de la meditación y me encontré realizando débiles intentos en al camino de la perfección. He estado tratando de vivir con Dios y doy el crédito al Escapulario de María”.

Tomado de: Foros de la Virgen

jueves, 9 de julio de 2015

Oración a Nuestra Señora de Lourdes


Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana bondad.
Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.

¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe! ¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el celeste perfume de la esperanza! ¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!
Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. 
Amén.


Oración compuesta por Pío XII

Oración que salva a millones de pecadores que van camino al infierno, porque están en pecado mortal y no tienen quien rece por ellos


¡Oh, Jesús, Redentor del hombre!, que tanto sufriste por el amor y la salvación de los pecadores, sabiendo que no todos iban a aceptar tu Sacrificio...

Yo quiero unirme a esos Tus sentimientos de Amor, de Perdón y Misericordia, y pedirte en este día la salvación de mil pecadores por cada latido de mi pobre corazón, unidos a los latidos del vuestro y a los del Corazón Inmaculado de María, vuestra Santísima Madre y nuestra, que nos disteis al pie de la Cruz.


Os lo suplico, por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia. Amén.

Por el P. Álvaro Sánchez Rueda

martes, 7 de julio de 2015

Novena a la Virgen del Carmen


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor Dioos Nuestro.+ 
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. +

Acto de Contricción para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío. Me has de perdonar mis culpas y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti te amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.


Oración inicial para todos los días:

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres Avemarías)

 Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (3 veces).

Oración final Para todos los días:

Virgen Santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te encomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi (país), nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

 Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración  para todos los días.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva, a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzarlas promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.