jueves, 30 de julio de 2015

Oración a Jesús, Sabiduría Encarnada a través de la Virgen María


¡Oh Eterna Sabiduría del Verbo Encarnado! ¡O Dulcísimo y Adorablilísimo Jesús! ¡Sois Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Hijo unigénito del Padre Eterno, y de la Bienaventurada siempre Virgen María! Os adoro profundamente en el Seno resplandeciente de Vuestro Padre Celestial, por toda la eternidad. También adoro la Encarnación Vuestra en el Seno Virginal de Vuestra dignísima Madre, María Santísima.

Os doy gracias por haberos aniquilado, tomando la forma de un esclavo, para rescatarme de la esclavitud cruel del demonio. Os alabo y glorifico por haberos sometido plenamente a María, Vuestra Madre Santísima y esto para convertirme en Vuestro fiel esclavo por medición de Ella. Mas, ¡ay de mí! He sido ingrato e infiel. No he cumplido las solemnes promesas que hice en mi bautismo. Y siendo que no he cumplido mis obligaciones, no merezco ser llamado Vuestro hijo; ni siquiera Vuestro esclavo. Ya que no hay nada en mí que no merezca Vuestra cólera, y Vuestra repulsa, no me atrevo a presentarme a solas ante Vuestra Santa y Augusta Majestad. Por esta razón, acudo a Vuestra Santísima Madre; pues me la habéis preparado y asignado como Medianera, ante Vuestra divina presencia. A través de Ella espero obtener la verdadera contrición, el perdón de mis pecados, y la gracia de adquirir y preservar la sabiduría.

¡Salve, O María Inmaculada, Tabernáculo Viviente de la Divinidad! ¡La Sabiduría Divina se ha complacido en ocultarse aquí, para ser adorado por los ángeles, y por todos los hombres! ¡Salve, O Reina del Cielo y de la Tierra, a cuyo imperio todo está sujeto bajo el dominio de Dios! ¡Salve, Refugio de los pecadores, cuya misericordia no desampara a nadie! Escuchad mis deseos de poseer la Divina Sabiduría. A este fin, recibid mis votos y ofrendas que humildemente os presento ahora: Yo, N.,... pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos, mis votos bautismales este día. Renuncio para siempre a santanás, a sus pompas y a sus obras; y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para cargar mi cruz y seguirle a El, todos los días de mi vida. Y deseo servirle con mayor fidelidad y más de los que he demostrado en el pasado.

En la presencia de toda la Corte Celestial, deseo elegiros, O Virgen Santa, como Madre y Señora mía. Me entrego y consagro totalmente a vos con todo lo que me pertenece en estado de esclavitud. Os entrego mi cuerpo, mi alma, y todos mis bienes, tanto interiores como exteriores. Os ofrezco aun, el valor de todas mis buenas obras, pasadas, presentes y futuras. A vos entrego el pleno derecho de disponer de mí, y de todo lo que me concierne sin excepción, según os complace. Y todo esto ofrezco por mayor gloria de Dios durante el tiempo y por toda la eternidad.

Recibid, O Virgen benigna, esta pequeña oferta de mi esclavitud. Os la ofrezco en honor, y en unión de la humildad con que la Eterna Sabiduría se dignó someterse a vuestra Maternidad. También rindo homenaje al dominio que ambos tenéis sobre este pobre pecador y agradezco a la Santísima Trinidad por los privilegios con que os ha colmado. Declaro, que en adelante, deseo honraros y obedeceros plenamente, en todas las cosas, como vuestro verdadero esclavo.

¡O Madre admirable! Presentadme a vuestro amable Hijo como Su esclavo eterno. Así como El me ha redimido por vuestra mediación, así mismo pido que me reciba por vuestra intervención. ¡O Madre de misericordia, concededme la gracia de obtener la verdadera sabiduría de Dios! A este fin, os suplico recibirme con los que amáis y enseñáis, y con todos los que habéis guiado, alimentado y protegido, como hijos y esclavos vuestros.

¡O Virgen fiel! Ayudadme para que en todas las cosas, yo sea un discípulo, imitador y esclavo perfecto, de la Sabiduría Encarnada, Jesucristo, Vuestro Divino Hijo. De este modo, mediante vuestra intercesión, alcanzaré la plenitud de la edad de Cristo aquí en la tierra, y gozar plenamente de Su gloria en el Cielo. Amén.

De: San Luis María Grignion de Montfort


(Indulgencia plenaria bajo las condiciones usuales, en la Fiesta de la Inmaculada Concepción, y el día 28 de abril - Preces et Pia Opera, 75.)


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