sábado, 22 de noviembre de 2014

El Rosario Viviente en San Sebastián PR



A petición de algunos miembros inscritos  en la Asociación del Rosario Viviente, aquí en San Sebastián, y voluntariamente de mi parte, el día 24 de mayo, nos reunimos en mi hogar, con el propósito de rezar el Santo Rosario, agradecimiento a la Santísima Virgen por sus gracias y compartir con nuestros hermanos, todos deseosos de saber más sobre la devoción de ésta Asociación que tanto bien ha hecho en tan poco tiempo entre nosotros.

Todos los participantes se mostraban muy entusiasmados con su misterio asignado. Algunos muy emocionados por las gracias recibidas. Una de las participantes debía salir de viaje y desde que recibió su Escapulario Café siempre anda con ella, pero se le extravió antes,  del mismo, y buscó por mucho tiempo sin haberlo conseguido, por lo que ella suplicó la intercesión de la Virgen para que abriera sus ojos en el lugar donde estaba, y respuesta escuchada.; lo recuperó prontamente.

Nuestro hermano Tony Cruz, líder del Rosario Viviente en la isla, nos habló más ampliamente sobre esta gran devoción, la bendición a nuestras familias de volver a rezar el Rosario juntas, la bendición sobre nuestra Iglesia, pedir para que surjan nuevas y santas vocaciones, tanto misionales como religiosas y sacerdotales, por los que están, por su santidad y por nuestro país. Todos con deseos de aprender más.

Me siento muy feliz de haber tenido en mi casa este grupo. Que la Santísima Virgen nos siga bendiciendo.

Evelyn Valentín,
San Sebastián, Puerto Rico


jueves, 20 de noviembre de 2014

Efesios 4: 1-7; 11-16



"Yo, “el prisionero de Cristo”, les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido.  Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu:  un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, lo penetra todo y está en todo. Cada uno de nosotros ha recibido su talento y Cristo es quien fijó la medida de sus dones para cada uno.

Y dió sus dones, unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros. Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construcción del cuerpo de Cristo; hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es otra cosa que la plenitud de Cristo. Entonces no seremos ya niños zarandeados y llevados por cualquier viento de doctrina o invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar.

Por el contrario estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor."

Efesios 4: 1-7; 11-16

domingo, 2 de noviembre de 2014

Predica la Palabra



"Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, y en nombre de su manifestación y de su reino: predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, reprendiendo o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una enseñanza. Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros según sus inclinaciones, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos.

Por eso debes estar siempre alerta. Supera las dificultades, dedícate a tu trabajo de evangelizador, cumple bien tu ministerio. En cuanto a mí, estoy llegando al fin y se acerca el momento de mi partida. He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que me confiaron. Sólo me queda recibir la corona ‘de toda vida santa’ (de la justicia) con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.

 ÚLTIMAS RECOMENDACIONES

Apresúrate a venir a mí lo antes posible, pues Demás me ha abandonado; estaba apegado a este mundo y ha vuelto a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia. Solamente Lucas está conmigo. Toma contigo a Marcos, pues me será muy útil para el ministerio. A Tíquico lo mandé a Éfeso.

Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos. Alejandro, el herrero, me ha causado mucho daño. El Señor le dará su merecido por lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, pues habla contra lo que predicamos.

La primera vez que presenté mi defensa, nadie estuvo a mi lado, todos me abandonaron. ¡Que Dios no se lo tenga en cuenta! Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todos los paganos; y quedé libre de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén."


(2 Timoteo, cap 4: 1-18)

Obra como buen soldado de Cristo


"En cuanto a ti, hijo, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús. Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros.


Soporta las dificultades como un buen soldado de Cristo Jesús. El que se alista en el ejército trata de complacer al que lo contrató, y no se mete en negocios civiles. El atleta no será premiado si no ha competido según el reglamento. Al agricultor que trabaja duro le corresponden en primer lugar los frutos de la cosecha. Entiende lo que quiero decirte; seguramente el Señor hará que lo comprendas todo.


Acuérdate de Cristo Jesús, descendiente de David y resucitado de entre los muertos, según mi evangelio. Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.


Una cosa es cierta:
si hemos muerto con él, también viviremos con él.
Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él.
Si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
pues no puede desmentirse a sí mismo."

(2 Timoteo, cap. 2:1-13)

El amor al dinero



Esto es lo que debes enseñar e inculcar. Si alguno enseña en otra forma y no se atiene a las palabras auténticas, que son las de Cristo Jesús, nuestro Señor, y a la enseñanza que honra a Dios, está cegado y no entiende nada. Ese padece la enfermedad de las discusiones y palabrerías, de donde proceden envidias, discordias, insultos, desconfianzas y altercados propios de los que tienen la mente pervertida. Están tan alejados de la verdad que para ellos la religión es un puro negocio.
Es verdad que la religión es un buen negocio, pero en otro sentido, si gracias a ella nos conformamos con lo que tenemos. Pues al llegar al mundo no trajimos nada, y al dejarlo tampoco nos llevaremos nada. Conformémonos entonces con tener alimento y ropa.   

Los que quieren ser ricos caen en tentaciones y trampas; un montón de ambiciones locas y dañinas los hunden en la ruina hasta perderlos. Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos.
Pero tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad. Pelea el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y por la que hiciste tu hermosa declaración de fe en presencia de numerosos testigos.

Ahora te doy una orden en presencia del Dios que da vida al universo entero, y de Cristo Jesús, que proclamó a oídos de Poncio Pilato la fe auténtica: guarda el mandato, presérvalo de todo lo que pueda mancharlo o adulterarlo hasta la venida gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor. A su debido tiempo Dios lo manifestará, el Bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores.

Al único inmortal,
al que habita en la luz inaccesible
a quien ningún hombre ha visto ni puede ver,
a él honor y poder por siempre jamás. ¡Amén!

Exige a los ricos que no sean arrogantes ni confíen en las riquezas, que son siempre inseguras; que más bien confíen en Dios, que nos proporciona todo generosamente para que lo disfrutemos. Que practiquen el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den de buen corazón, que sepan compartir. De esta forma amontonarán un capital sólido para el porvenir y conseguirán la vida verdadera.

Timoteo, conserva el depósito, evita las palabrerías inútiles y mundanas así como las discusiones procedentes de una falsa ciencia. Por darle crédito, algunos se han alejado de la fe.
La gracia esté con todos ustedes."

(1 Timoteo; cap. 6: vers.2-20)

Apóstoles perseguidos


"Vean, pues, en nosotros a servidores de Cristo y a administradores de las obras misteriosas de Dios. Si somos administradores, se nos exigirá ser fieles.

Pero, ¿qué hacer? Ustedes ya son ricos, están satisfechos, y se sienten reyes sin nosotros. ¡Ojalá fueran reyes! Así nos darían un asiento a su lado. Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha colocado en el último lugar, como condenados a muerte; somos un espectáculo divertido para el mundo, para los ángeles y para los hombres.

Nosotros somos unos locos por Cristo, ustedes tienen la sabiduría cristiana. Nosotros somos débiles y ustedes fuertes. Ustedes son gente considerada y nosotros despreciados. Hasta el presente pasamos hambre, sed, frío; somos abofeteados, y nos mandan a otra parte. Nos cansamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan, bendecimos; nos persiguen y lo soportamos todo. Nos calumnian y confortamos a los demás. Ya no somos sino la basura del mundo, el desecho de todos."

(1 Corintios, Cap. 4: vers. 1-2; 8-12)

La locura de la Cruz



"De todas maneras, no me envió Cristo a bautizar, sino a proclamar el Evangelio, ¡y no con discursos sofisticados! No sea que borremos la cruz del Mesías. Bien es cierto que el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es poder de Dios. Ya lo dijo la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios y haré fracasar la pericia de los instruidos. Sabios, entendidos, teóricos de este mundo: ¡cómo quedan puestos! ¿Y la sabiduría de este mundo? Dios la dejó como loca. Pues el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios cuando ponía por obra su sabiduría; entonces a Dios le pareció bien salvar a los creyentes con esta locura que predicamos.

Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan el saber, nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos ¡qué escándalo! Y para los griegos ¡qué locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.

Fíjense, hermanos, en su propia condición: ¿cuántos de ustedes tienen el saber humano o son de familias nobles e influyentes? Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la nada lo que es. Y así ningún mortal podrá alabarse a sí mismo ante Dios.

Por gracia de Dios ustedes están en Cristo Jesús. El ha pasado a ser sabiduría nuestra venida de Dios, y ‘nuestro mérito’ (nuestra justicia) y santidad, y el precio de nuestra libertad. Así está escrito: El que se gloríe, que se gloríe en el Señor.

Pues yo, hermanos, cuando fui a ustedes para darles a conocer el proyecto misterioso de Dios, no llegué con oratoria ni grandes teorías. Con ustedes decidí no conocer más que a Jesús, el Mesías, y un Mesías crucificado. Yo mismo me sentí débil ante ustedes, tímido y tembloroso. Mis palabras y mi mensaje no contaron con los recursos de la oratoria, sino con manifestaciones de espíritu y poder, para que su fe se apoyara no en sabiduría humana, sino en el poder de Dios."

(1 Corintios, Cap.1; vers. 17-30)