martes, 31 de diciembre de 2013

María, Madre de Dios (1 de enero)



La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de “María Madre de Dios”. Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: “María, Madre de Dios”.

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana pueda tener.

Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca ha tenido principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: “La Madre de Dios es también Madre mía.”Quien nos dio a su Madre Santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba: “He ahí a tu madre”, ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza en Ella.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 Obispos del mundo en Éfeso (ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: La Virgen María sí es Madre de Dios, porque su Hijo Cristo, es Dios.” Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

El título “Madre de Dios” es el principal y más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos, cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de “María, Madre de Dios”.

P. Eliécer Salesman

domingo, 22 de diciembre de 2013

Esperamos nuestra casa en el Cielo



Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en nosotros.  No se pueden equiparar esas ligeras pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos está preparando. Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son para siempre.

2 Corintios 4: 16-18
Sabemos que si nuestra casa terrena o, mejor dicho, nuestra tienda de campaña, llega a desmontarse, Dios nos tiene reservado un edificio no levantado por mano de hombres, una casa para siempre en los cielos.  Por eso suspiramos y anhelamos el día en que nos pongan esa morada celestial por encima de la actual, pero ¿quién puede saber si todavía estaremos vestidos con este cuerpo mortal o ya estaremos sin él?

Sí, mientras estamos bajo tiendas de campaña sentimos peso y angustia: no querríamos que se nos quitase este vestido, sino que nos gustaría más que se nos pusiese el otro encima y que la verdadera vida se tragase todo lo que es mortal. Ha sido Dios quien nos ha puesto en esta situación al darnos el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir.

Así, pues, nos sentimos seguros en cualquier circunstancia. Sabemos que vivir en el cuerpo es estar de viaje, lejos del Señor;  es el tiempo de la fe, no de la visión.  Por eso nos viene incluso el deseo de salir de este cuerpo para ir a vivir con el Señor. Pero al final, sea que conservemos esta casa o la perdamos, lo que nos importa es agradar al Señor.  Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas.

2 Corintios5: 1-9



Binaventuranzas de Adviento



Felices quienes siguen confiando, a pesar de las muchas circunstancias adversas de la vida.

Felices quienes tratan de allanar todos los senderos: odios, marginaciones, discordias, enfrentamientos, injusticias.

Felices quienes bajan de sus cielos particulares para ofrecer esperanza y anticipar el futuro, con una sonrisa en los labios y con mucha ternura en el corazón.

Felices quienes aguardan, contemplan, escuchan, están pendientes de recibir una señal, y cuando llega el momento decisivo, dicen: sí, quiero, adelante, sea, en marcha...

Felices quienes denuncian y anuncian con su propia vida y no sólo con meras palabras.

Felices quienes rellenan los baches, abren caminos, abajan las cimas, para que la existencia sea para todos más humana.

Felices quienes acarician la rosa, acercan la primavera, regalan su amistad y reparten ilusión a manos llenas con su ejemplo y sus obras.

Felices quienes cantan al levantarse, quienes proclaman que siempre hay un camino abierto a la esperanza, diciendo: "No tengáis miedo, estad alegres. Dios es como una madre, como un padre bueno que no castiga nunca, sino que nos acompaña y nos alienta, pues únicamente desea nuestra alegría y nuestra felicidad".

Felices quienes mueren cada día al pecado del egoísmo y renacen a una vida nueva. Quienes estén persuadidos de que el odio, la guerra, la maldad y la sinrazón jamás podrán vencer a las fuerzas de la vida.

Felices quienes saben descubrir entre las realidades de la muerte del mundo de hoy signos de vida y esperanza.

Felices quienes alcanzan la convicción, desde su compromiso vital, de que tras las derrotas cotidianas está latiendo la victoria de la vida.

Felices quienes riegan gotas de vida, quienes siembran semillas de vida, quienes alientan deseos de una vida en plenitud.

Felices quienes han logrado percibir, detrás de la muerte de millones de inocentes, el dolor, la rebeldía, la audacia, la llamada a una entrega absoluta por la vida.

Felices quienes han transformado su existencia por los testimonios de los que han derramado su sangre por la vida de otros seres humanos.

Felices quienes creen en el Dios de la vida. Y quienes creen en una nueva humanidad que pueda ser feliz y disfrutar de la vida. Unos y otros, juntos, lograrán que triunfe la pasión por la vida, otra tierra más llena de vida.

Felices quienes descubren paso a paso en su vida que la última palabra no la tiene la muerte, sino la resurrección”

Felices quienes ofrecen cada mañana una sonrisa a la primera persona que se cruza en su camino.

Felices quienes derrochan sonrisas, pues sólo este exceso podrá vencer la distancia, los muros y las apariencias.

Felices quienes han descubierto que una sonrisa no cuesta prácticamente nada y en cambio produce frutos imprevisibles.

Felices quienes después de vivir unos malos momentos renueva el ánimo con la sonrisa y la cercanía del amigo.

Felices quienes no piensan en el valor del mercado por cada sonrisa que ofrecen, sino que las reparte a quien la necesita y reconoce su utilidad en el momento que la regala.

Felices quienes se han dado cuenta que una sonrisa es un bálsamo que produce milagros y está indicada contra la tristeza, la apatía, la desesperanza y la dureza de corazón.

Felices quienes saben que una sonrisa ofrece serenidad ante el cansancio de la vida, da nuevo vigor a la persona que la recibe y renueva su ánimo.

Felices quienes han experimentado que repartiendo cada día más sonrisas no se empobrecen, sino que aumenta su felicidad al enriquecer a quienes las reciben.

Felices quienes al recibir un vaso de agua fresca, un regalo inesperado, una palabra de consuelo, dicen desde el fondo de su corazón: gracias…

Felices quienes se muestran agradecidos por el sol recién nacido, por el alimento diario, por la primera sonrisa del día o por el periódico que le regalan en el metro.

Felices quienes no pueden pagar con dinero la compañía en los momentos difíciles, la sinceridad ante la prueba, el abrazo que tanto abriga.

Felices quienes sienten un enorme reconocimiento por las enseñanzas recibidas, los libros que le hicieron mella, los amigos que lo demuestran en los momentos difíciles.

Felices quienes se ofrecen por entero cuando les necesitan, y no para que se lo agradezcan, sino porque les brota sinceramente del corazón.

Felices quienes celebran cada pequeño detalle que les regala la vida, que les ofrece un rayo de felicidad, que les deslumbra ante la gris cotidianidad.

Felices quienes, cuando los problemas les visitan, intentan solucionarlos con serenidad y aprecian lo positivo que han aprendido de ellos.

Felices quienes dan gracias a la vida por tener lo esencial para vivir, por tener cariño en el corazón para compartir, por gozar de una familia, por experimentar que Dios les ama..





sábado, 21 de diciembre de 2013

Acto de Consagración a Santa Filomena





Ilustre virgen y mártir, Santa Filomena,  cuyo nombre y milagros son conocidos
hasta los confines de la tierra,
complaceros con la confianza que ponemos
en vuestra interseción, al venir a encomendar
a vuestra especial protección la salud de nuestra familia.

Obtened para nosotros salud de cuerpo y alma, ya que en nuestros tiempos tenemos necesidad
de las dos. Hacednos fuertes en palabra y obra de nuestras vidas y procurar la gloria del Sagrado Corazón de Jesús por medio del Triunfo del Inmaculado Corazón de María.

 Santa Filomena, rogad por nosotros,  (Repetirlo 3 veces)

Corona a Santa Filomena


En el crucifijo:

El Credo

En las cuentas siguientes (blancas):

Un Padre Nuestro en cada una de ellas (En honor a la Santísima Trinidad).

En las trece cuentas rojas: (símbolo de sus 13 años de vida)

Salve oh Santa Filomena, a quién después de María, eres nuestra abogada con el Divino Esposo, intercede por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Santa Filomena, amada hija de Jesús y de María, ruega por nosotros que recurrimos a tí.

En la Medalla:

Salve, oh ilustre Santa Filomena, que valientemente ofrendaste tu sangre por Cristo. Bendigo al Señor por todas las gracias que Él te concedió durante tu vida, especialmente a la hora de la muerte. Lo alabo y lo glorifico por el honor y poder con el cual Él te coronó e imploro a tí el obtener para mí, las gracias que pido por medio de tu intercesión.

Amén.

(Nota: Puede usarse como novena)

viernes, 20 de diciembre de 2013

Antigua Oración A San José



Antigua Oración A San José, Más De 1900 Años

Oh San José, cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. Oh San José, assistidme con vuestra poderosa intercesión. Obtened para mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor, todas las bendiciones espirituales que necesito.

A fin de que, habiendo conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda ofrecer mi gratitud y homenaje, al Padre más Amoroso. Oh San José, nunca me cansaré de contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros brazos. No me atrevo a acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón.

Abrazadle fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita. Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro. San José, patrón de los moribundos, rogad por nosostros. Amén.





Esta oración fue descubierta el año quincuagésimo de Nuestro Señor Jesucristo. En el siglo XVI, o en los años de 1500  envió el Papa esta Oración al Emperador Carlos. El emperador reibió esta oración al prepararse para emprender la batalla.

- Los que leyesen esta oración serán premiados.
- Igualmente se premiará a los que la escuchasen al ser leída o si la llevasen en su persona.
- A todas estas almas se les promete que no morirán repentinamente; ni se ahogarán; ni serán afectados por el veneno.
- No caerán en manos de sus enemigos; ni serán consumidos en ningún incendio; ni aun derrotados en la batalla.

Haced esfuerzos para que se conozca esta oración, y propagadla en todas partes.

Imprimatur

Rvdsmo. Jorge W Ahr
Obispo de Trenton

Libro La Pieta

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Oración de reparación por el mundo



Señor, Padre de amor y de misericordia yo te ofrezco mis oraciones, obras y sufrimientos del presente día, mi cuerpo, alma, vida y sentidos todo cuanto soy y tengo, en reparación de los pecados que cometen los que desprecian tu nombre y se dejan llevar por sectas contrarias a tu doctrina.

Por los que comulgan distraídos y sin preparación o juran sin verdad, justicia o necesidad.

Por los que se apartan de la santa Misa, de los sacramentos, del camino salvador.

Por los que se matan por el poder, dinero o placer.

Por quienes no aman ni obedecen a sus padres y los padres que no educan bien a sus hijos.

Te pedimos perdón por quienes han sido autoritarios o abusivos con los más débiles.

Por quienes no pagan los salarios justos o no cumplen bien con sus deberes de estado o no tratan con cariño, respeto y consideración a sus subalternos.

Por los que desobedecen las normas del país, la ley de Dios o las leyes humanas o votan conscientemente por intereses personales no comunitarios.

Por quienes no obedecen, aman ni respetan sus legítimos pastores o han sido cobardes para defender el nombre de Dios.

Por quienes han atentado contra su vida o contra la vida ajena practicando el aborto, homicidio, suicidio, o guardan rencor o deseo de venganza sin disponerse a perdonar de corazón.

Por quienes han perjudicado a otros en su salud física o moral golpeando o torturando a alguien, practicando el secuestro la extorsión o cualquier forma de violencia, ira o mal genio, insultando a alguien.

Por quienes autorizan o practican la esterilización con fines no de salud, sino para evitar los hijos.

Por quienes practican la eutanasia con el pretexto de que no sufran ni tengan una vida desdichada.

Por los alcohólicos y enviados de cualquier género que destruyen su salud y afectan la sociedad o conducen embriagado.

Por los que comen con gula cuando muchos padecen hambre.

Por los que ponen en peligro su propia vida o la vida ajena o son la causa del pecado de otros.

Perdón Señor por quienes negocian drogas, ambicionando solo el dinero, sin importarle la vida espiritual de las personas.

Perdón por quienes no hemos defendido de las injusticias.

Por nuestra falta de solidaridad. Perdón Señor, por quienes destruyen la naturaleza, alimentando, odios, envidias, rencores, deseo impuro, cometiendo actos impuros, pecados de adulterio, fornicación o induciendo a otros a pecar o viviendo en unión libre.

Perdón por quienes no respetan su cuerpo como templo del Espíritu Santo usando métodos artificiales para no concebir.

Por quienes no se esfuerzan por controlar sus pasiones e instintos, robando, o no pagando las deudas, o especulando con el precio los artículos.

Por quienes gastarán dinero en cosas innecesarias o ambicionan dinero innecesario, usando el soborno, contrabando o enriquecimiento ilícito.

Por quienes no han reparado los daños causados o han colaborado en grupos subversivos.

Perdón por quienes mienten, calumnian, hablan mal, o se portan con falsedad e hipocresía, siendo cómplices de algún delito, guardan envidia, fingen lo que sienten y se dejan llevar por la pereza, o usan la soberbia y blasfemia.

Señor, ayúdanos a perdonar y a descubrir el mal que hemos hecho, toca nuestro corazón para que con sinceridad volvamos a ti.

Amén.

Confía en el Señor



"Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y come tranquilo.
Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón.
Encomienda al Señor tus empresas, confía en él que lo hará bien.
Hará brillar tus méritos como la luz y tus derechos como el sol del mediodía.
Cállate ante el Señor y espéralo; no te indignes por el aprovechador, por el que atropella al pobre y al pequeño.
Calma tu enojo, renuncia al rencor, no te exasperes, que te haría mal."

Salmo 37:  3-8

SALMO 33 La Providencia de Dios cuida el mundo.



Buenos, festejen al Señor,
pues los justos le deben alabar.
Denle gracias, tocando la guitarra,
y al son del arpa entónenle canciones.

Entonen para él un canto nuevo,
acompañen la ovación con bella música.
Pues recta es la palabra del Señor,
y verdad toda obra de sus manos.

El ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su gracia.
Por su palabra surgieron los cielos,
y por su aliento todas las estrellas.

Junta el agua del mar como en un frasco,
y almacena las aguas del océano.
Tema al Señor la tierra entera,
y tiemblen ante él sus habitantes,
pues él habló y todo fue creado,
lo ordenó y las cosas existieron.

Malogra los proyectos de los pueblos
y deshace los planes de las naciones.
Pero el proyecto del Señor subsiste siempre,
sus planes prosiguen a lo largo de los siglos.

Es feliz la nación cuyo Dios es Yavé,
el pueblo que él escoge como herencia.
Mira el Señor de lo alto de los cielos,
y contempla a los hijos de los hombres.

Del lugar en que vive está observando
a todos los que habitan en la tierra;
él, que solo formó sus corazones,
él, que escudriña todas sus acciones.
No salva al rey lo inmenso de sus tropas,
ni su gran fuerza libra al que combate.

No es verdad que un caballo sirva para triunfar,
no salvará al jinete ni con todo su brío.
Está el ojo del Señor sobre los que le temen,
y sobre los que esperan en su amor,
para arrancar sus vidas de la muerte
y darles vida en momentos de hambruna.

En el Señor nosotros esperamos,
él es nuestra defensa y nuestro escudo;
en él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre tenemos confianza.
Venga, Señor, tu amor sobre nosotros,
como en ti pusimos nuestra confianza.

martes, 10 de diciembre de 2013

DOGMAS MARIANOS





LA MATERNIDAD DIVINA

El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Éfeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.

El Concilio de Éfeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:

"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios  hecho carne, sea anatema."

El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:

"Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66)



LA INMACULADA CONCEPCIÓN



El Dogma de la Inmaculada Concepción establece que María fue concebida sin mancha de pecado original. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.

"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."



LA PERPETUA VIRGINIDAD



El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a que María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto.

"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Cf. Is., 7, 14; Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen Gentium, 55 - Concilio Vaticano II).

"La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen'." (499 - catecismo de la Iglesia Católica)



LA ASUNCIÓN



El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:

"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

La Santísima Virgen es nombrada también bajo los títulos de:



Madre de la Iglesia y Madre de los hombres

La Virgen no puede ser objeto de culto de adoración o latría (la adoración sólo corresponde a Dios). Pero sí se honra a la Virgen de una manera especial, a la que la Iglesia llama "hiperdulía" que es una veneración mayor a la que se da a los santos del cielo, ellos son objeto de culto de "dulía" o veneración.


Tomado de: EWTN

El dogma de la Inmaculada Concepción




La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que, por una gracia especial de Dios, Ella fue preservada de todo pecado desde su concepción.

En el año 2004 se celebró el 150 aniversario de la Proclamación del Dogma de que María fue concebida sin pecado original, sin mancha. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de todo mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelado por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles ... "   Pío IX, bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de (1854)

La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana. María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir, María es la "llena de gracia" desde su concepción. Cuando hablamos de la Inmaculada Concepción no se trata de la concepción de Jesús, quien, claro está, también fue concebido sin pecado.

"Dios inefable, (...) habiendo provisto desde toda la eternidad la ruina lamentabilísima de todo el género humano que había de derivarse de la culpa de Adán, y habiendo determinado, en el misterio escondido desde todos los siglos, culminar la primera obra de su bondad por medio de la encarnación del Verbo (...), eligió y señaló desde el principio y antes de todos los siglos a su unigénito Hijo, una Madre, para que, hecho carne de Ella, naciese en la feliz plenitud de los tiempos; y tanto la amó por encima de todas las criaturas, que solamente en Ella se complació con señaladísima benevolencia

Como nos indican las anteriores palabras de Pío IX, la concepción inmaculada de la Virgen María es un maravilloso misterio de amor. La Iglesia lo fue descubriendo poco a poco, al andar de los tiempos. Hubieron de transcurrir siglos hasta que fuera definido como dogma de fe.

Dirijamos, pues, nuestra mirada en este tiempo de Adviento a María, que preparó a conciencia el primer y verdadero adviento. Nadie como Ella supo interpretar los signos de los tiempos, sintiendo que el Señor estaba cerca, Ella oró como nadie con el Salmo 24:
"Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza"

Y cuando le fue propuesta la maternidad, nada menos que del mismísimo Hijo de Dios, no quiso decir que no. Su vida fue un "sí "rotundo a los planes de Dios.

Siendo Ella, con su sí, quien propició que el Dios lejano se hiciera nuestro, y a partir de la encarnación de su Hijo, Dios tuviera otro título que antes no tenía: Emmanuel", el Dios con nosotros, el Salvador, el que puso su tienda entre nosotros.

Parece que de María tendríamos que explayarnos hasta la última semana de Adviento, pero quién mejor que Ella para abrir y disponer los corazones para que esta Navidad no tenga las características de ser sólo una fiesta más, o mejor la fiesta de las fiestas, donde hay de todo, pero donde se siente muchas veces un vacío, no tanto por las cosas de las que no se pudo disponer para la fiesta y el festejo, sino precisamente por no haber dispuesto el corazón, para hacer ahí el Adviento, la llegada, la recepción y la acogida para el recién nacido.

Navidad será entonces un festejo anticipado de la Pascua del Señor. Sin su encarnación, no hubiera sido posible ni la entrega, ni la redención, ni la cruz; pero tampoco la Resurrección y la vuelta de los hijos de Dios a la casa, al Reino, a los brazos amorosos del buen Padre Dios. La Navidad nos hermanará en torno al Divino Niño, nos hará compadecernos y enternecernos a la vista de quien se convierte en la presencia más cercana del Dios de los Cielos, y de la tierra.

María es un signo anticipado: de limpieza, de belleza, de santidad, de perfección, de plenitud, de vida nueva, de victoria pascual. Es un anticipo del ideal humano, del proyecto que Dios había soñado para el hombre. Un modelo, por lo tanto, para cada persona humana, para cada creyente, para la Iglesia, para la humanidad. Lo que tanto soñamos y deseamos es posible, en María se ha realizado ya.

Alegre aurora. Cuando aparecen las primeras luces del día, cuando amanece o mañanea, admiramos los tonos de color que vencen la oscuridad nocturna, Y nos alegramos. La luz, además de ofrecernos claridad, nos llena de alegría. Así es la Virgen Inmaculada, suave luz que anuncia victoria sobre el pecado y la muerte, señal segura de que se acerca el día, buena noticia para todos los hijos de la noche, causa de nuestra alegría.

Alegría verdadera, porque nos garantiza salvación y victoria. Después de tantos fracasos, después de tantas derrotas, por fin podemos levantar cabeza. El poder de las tinieblas ha sido superado. En la madre aparece un punto de luz primero, como una flor, pero la luz va creciendo hasta el encanto. Es un regalo, no sólo para los ojos, sino para toda el alma.
Pero la aurora es un anuncio solamente, ella no tiene identidad propia, es una adelantada de otra realidad original, que es el sol. La aurora no es el día, sino que lo anuncia, lo prepara. Sus luces y colores no son propios, sino del sol. La aurora es algo relativo, sin el sol nada sería. Así es María con relación a Cristo, nuestro día y nuestro sol.



http://webcatolicodejavier.org/dogmainmac.html

Oración de Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe




¡Oh Virgen de Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
De una plena fidelidad a Jesucristo a su Iglesia:
No nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos
Los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
Para que estén muy unidas, y bendice a la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión,
Enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestra culpas
y pecados en el sacramento de la Penitencia,
que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos,
Que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
Con nuestros corazones libres de mal y de odios,
Podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén

Juan Pablo II

México, enero de 1979

Interpretación de la Imagen de la Virgen de Guadalupe



Los pueblos mesoamericanos desde tiempos remotos ya veneraban en el cerro del Tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que quiere decir Nuestra Madrecita), por esta razón, fue más fácil la asimilación el mensaje traído por la Virgen María como verdadera Madre de Dios y Madre nuestra.

El nombre de “SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE” ella misma lo dio a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apareció para sanarle de sus enfermedades.

Cabello: Lleva el cabello suelto, lo que entre los aztecas es señal de virginidad. Es Virgen y Madre.

Rostro: Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza.

Manos: Sus manos están juntas en señal de recogimiento, en profunda oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.

Embarazo: Su gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde se destaca una mayor prominencia vertical que transversal, corresponde a un embarazo casi en su última etapa.

Edad: Representa a una joven que su edad aproximada es de 18 a 20 años.

Estatura: La estatura de la Virgen en el ayate es de 1.43 centímetros.

El cinto: El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.

Los rayos: La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México de nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.

La luna: La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casual que la palabra México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de la fertilidad femenina y terrestre.

La flor: La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen de la Virgen, es el máximo símbolo nátuahl y representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del espacio y del tiempo. En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Nuestro Señor Jesucristo en su vientre.

El ángel: Un ángel esta a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de volar. Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego recordó, anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe. Sus manos sostienen el extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.

Tomado de: ACI Prensa

Historia de la Virgen de Guadalupe


Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba.



El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.

Tomado de: ACI Prensa 

Marcos 6: 4-6



"Jesús les dijo: Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su tierra, entre sus parientes y en su propia familia.  Y no pudo hacer allí ningún milagro. Tan sólo sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos. Jesús se admiraba de cómo se negaban a creer."

jueves, 5 de diciembre de 2013

Letanías a la Venerable Pauline M.Jaricot


"He amado a Jesucristo más de toda la tierra, y por amor a Él, me ha gustado más que a mí todos los que están de parto y dolor. Lo he mirado, lo he amado y he entendido; por eso yo perdono a todos ". Ven. Pauline-Marie Jaricot

"Mi esperanza está en Jesús, mi único tesoro es la Cruz ... Bendigo al Señor en todo momento y su alabanza estará siempre en mi boca. Adoro la Voluntad de mi Dios."

"¿Qué importa a mí, oh amada y adorable voluntad de Dios, si Tú me quites todos los bienes terrenales, la reputación, el honor, la salud y la vida? ¿Qué importa que me has hecho descender en la profundidad de las humillaciones? ¿Qué importa si sólo encuentro el fuego oculto de Tu Amor celestial?"

"¡Qué feliz que debería ser si pudiera morir por Tí y por mis semejantes! Jesucristo, Sacerdote y Víctima, que se unen al sacrificio de mi vida y la cruz, que llevó a derramar Tu Sangre por mí. Yo me protejo a mí misma en Tus llagas y espero toda la fuerza de Tí. Mi corazón está dispuesto, oh Señor, mi corazón está listo. Sólo deseo hacer todo para Tu mayor gloria. Confío en Tu poder cuando el momento supremo llegue y no en el mío. He puesto todas mis esperanzas en Tu misericordia.

¡Oh María, mi madre, yo soy tuya!"



Letanía a Ven. PAULINE-MARIE Jaricot:

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, escúchanos.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.

Ven. Pauline-Marie Jaricot, fiel imitadora de Jesucristo, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot Filomena, fiel a tareas domésticas y familiares, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, fiel adoradora del Santísimo Sacramento, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, perseguida a la plenitud de martirio, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, totalmente separada de bienes perecederos, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, esposa virginal de Jesucristo, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, ardiente en tus alabanzas al Amor infinito de la Divina Eucaristía, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, dedicada a la extensión del Reino de Jesucristo en todo el mundo, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, sin dejarse desalentar de los sacrificios personales por la salvación de las almas, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie Jaricot, guiada por el lema: "Sólo Dios y su mayor gloria ', ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya obra fue bendecida con un éxito milagroso, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya vida dio alegría a los Corazones de Jesús y de María, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya vida fue una de oración continua, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que fue el partido el que encendió el fuego de la fe universal, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que no conoció compromiso, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, para la cual ninguna tarea era demasiado grande, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien sufrió la furia del infierno, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien sufrió el martirio de las contradicciones, las calumnias y el desprecio, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que fue abandonado por todos, ruega por nosotros.
Ven. Paulina, a quien Dios ha cargado con cruces y grandes gracias, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya caridad era inagotable, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien fue curada milagrosamente por intercesión de Santa Filomena, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien sufrió la pérdida de todo consuelo humano, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien fue obediente y mortificada, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya confianza en Dios nunca vaciló, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien perdonó, amó y oró por aquellos que causaron su ruina, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que unió la vida contemplativa a la vida activa de las buenas obras, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya santidad era poner absoluta sumisión a la voluntad y el placer de tu Divino Maestro, ruega por nosotros.
Ven. Paulina, cuyo único equipaje y un tesoro en esta tierra era la Cruz, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, quien sufrió problemas de salud con perfecta resignación, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, cuya última agonía fue larga y cruel, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que has dado tu corazón al Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
Ven. Pauline, que exhaló tu alma a la Madre de Dios, ruega por nosotros.

Corazón de la Ven.  Pauline, horno de la caridad, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, guía ilustrada de las almas, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, admirable adoradora de Jesús en el Santísimo Sacramento, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, constante en la oración por la santificación del sacerdocio, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, purificada y tratada como oro puro en el crisol del sufrimiento, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, ardor incesante por la salvación de las almas, ruega por nosotros.

Corazón de la Ven. Pauline, madre de la Propagación de la Fe, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, madre del Rosario Viviente, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, madre de las almas, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, madre de la buena muerte, ruega por nosotros.
Corazón de la Ven. Pauline, madre de los que sufren la pobreza, ruega por nosotros.

Ven. Pauline-Marie, heroica en tus virtudes, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie, heroica en tu sufrimiento, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie, heroica en tu amor, ruega por nosotros.
Ven. Pauline-Marie, la hija fiel y obediente de la Iglesia Católica Romana, ruega por nosotros.

OREMOS:

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor, 
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, escúchanos.
Corazón de Jesús, escúchanos.

Ruega por nosotros, oh Venerable Pauline Marie Jaricot, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

OREMOS:

Dios omnipotente y misericordioso, que has elegido una virgen humilde, la Venerable Marie Pauline de Jesucristo, la pobre de María, para fundar las grandes obras católicas de la Propagación de la Fe y el Rosario Viviente, y que has querido en medio de humillaciones, pruebas y persecuciones, purificar sus obras, os suplicamos Te dignes acelerar el día en que la Iglesia pueda reconocer públicamente su vida santa. Oramos para que, con su ejemplo de paciencia y amor a la Cruz, su oración de vida se realizará en su totalidad: "propagación de la fe en toda su pureza en todo el mundo." Amén.


Newsletter ULRA (Miércoles, (04 de diciembre 2013)

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tú eres mi servidor, yo me fijé en tí



"Pero tú, Israel, eres mi siervo. Tú eres mi elegido, pueblo de Jacob, raza de Abraham, mi amigo, yo te traje de los confines de la tierra. Te llamé de una región lejana, diciéndote: “Tú eres mi servidor, yo me fijé en ti y te elegí.

No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.

Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán reducidos a la nada y perecerán.

Buscarás a tus contrarios, pero no los hallarás; serán totalmente derrotados, reducidos a la nada los que te hacían la guerra.

Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte."

Isaías 41:8-14



BUSQUEN LAS COSAS DE ARRIBA



Si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra. Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste el que es nuestra vida, también ustedes se verán con él en la gloria.

Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es “terrenal”, es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos. Tales cosas atraen los castigos de Dios.

Colosenses 3:1-6



Filipenses 1: 1-8



"Carta de Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a los filipenses, a todos ustedes, con sus obispos y sus diáconos, que en Cristo Jesús son santos.

Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús, el Señor. Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, es decir, en mis oraciones por todos ustedes a cada instante. Y lo hago con alegría, recordando la cooperación que me han prestado en el servicio del Evangelio desde el primer día hasta ahora. Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús.

No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y participan de la misma gracia. Bien sabe Dios que la ternura de Cristo Jesús no me permite olvidarlos."