miércoles, 26 de junio de 2013

Deberes de los Asociados enlistados al Rosario Viviente



1- Los Asociados deben recitar diariamente su década asignada debidamente y acompañar estas oraciones con la meditación sobre el misterio inscrito.

2- Estas prácticas no son bajo pena de pecado, ni siquiera venial, pero por el favor de de los hijos del Rosario Viviente, no pasen un día sin pagar su tributo a Nuestra Señora, que es tan sencillo y pequeño como su década.

3- Sin su participación el Rosario sería incompleto y perdería su valor eficaz y lanzaría una sombra sobre su puesto (su década).

4- Cada asociado recitando su misterio (década) pide a Dios gracias especiales para sí mismo, todos los 12 millones de asociados en este momento y especialmente para los pecadores del mundo entero.

5- Las gracias especiales que Jesucristo y Su santa Madre han ameritado a través del misterio que les fue dado a rezar.

6- Una buena forma de hacer la meditación con facilidad es colocarse uno mismo en este misterio como si estuviera presente en la escena y honrando con admiración y amor el misterio que le ha sido asignado debidamente.

7- Es bueno notar las virtudes de Jesús y María contenidas en este misterio y recibir inspiración para seguir estas virtudes.

El milagro del Santo Rosario


En el Siglo 13, época de Santo Domingo hubo muchas herejías en contra de la Doctrina Católica, de manera particular estaban los Albigenses que se dedicaban a propagar que no era necesario ningún código moral para salvarse, que no había infierno, que tampoco había cielo y muchas otras herejías más. Santo Domingo predicaba la verdad de la Iglesia pero se sentía desanimado porque los corazones no se convierten y un día en oración se quejó a la Santísima Virgen y le dijo:

“¿Cómo es posible que yo esté predicando el Evangelio y no se convierten los que propagan herejías?” Entonces la Virgen se le apareció y le dijo: “No te acuses de haber obtenido tan pocos frutos en tus trabajos, pues los has realizado en suelo estéril”.

Hermanos: Cuando Dios quiso renovar la faz de la tierra, comenzó enviando la lluvia fertilizadora del anuncio del Ángel. Por lo tanto, dice la Virgen, predica mi salterio de 150 salutaciones angelicales y 15 Padres nuestros y obtendrás así abundante cosecha. Entonces Santo Domingo se va a las aldeas de los herejes y les predica los misterios de nuestra fe:

Empieza con la encarnación, la redención y la vida eterna pero lo hizo con el método que la Virgen le acababa de mostrar: Les presentaba los misterios de la fe y continuaba rezando un Padre Nuestro y 10 Avemaría y así es como empieza la conversión de los herejes. Entonces vemos que el Santo Rosario tiene el poder de prevenirnos y liberamos del error de todas las distorsiones que nosotros tenemos en la fe. Cuando leemos la historia de Santo Domingo se dice: Santo Domingo venció las herejías con el rezo del Santo Rosario y la meditación de los misterios de la fe.

Hermanos: Hoy vivimos tiempos parecidos a los de Santo Domingo, tiempos de falsas filosofías, tiempo de herejías, tiempos de profunda crisis de la fe y es Por eso que tenemos que seguir la recomendación de la Santísima Virgen María, que cuando se aparece dice: “Recen diariamente el Santo Rosario”.

Hermanos: El Rosario tiene poder porque es un sacramental, poder que fue instituido por la Iglesia al haberlo hecho un sacramental, poder que unido al poder de la oración y la meditación de los misterios, te dan el poder para vencer cualquier adversidad cuando lo reces. Los sacramentales son signos sagrados que la Iglesia nos ha dado para que obtengamos gracias y para que tengan efectos espirituales en nuestros corazones, el poder del sacramental está en el hecho que la Iglesia con su oración y su autoridad espiritual lo ha constituido en medio de gracia y de conversión.

El Santo Rosario está constituido de dos aspectos de oración: La oración interior y la oración verbal y es así porque la virgen quiere darnos coherencia en nuestra vida espiritual, que lo que estamos creyendo en el corazón tiene que hacerse visible en nuestra vida, es por ello que la Virgen nos pide que meditemos interiormente los misterios de la fe, pero que también recemos verbalmente el Padre Nuestro y el Avemaría. La palabra de Dios dice: “De la abundancia del corazón habla la boca”, que la coherencia de la fe y nuestra solidez interior sea manifestada con nuestra boca en el rezo del Santo Rosario.

¿Cuáles son las oraciones del Santo Rosario?:

1. EL CREDO: Con él iniciamos, ¿porqué?. Han dicho los papas que el Credo es el resumen sagrado de todas las verdades de nuestra fe católica. Cuando rezamos el Rosario somos testigos de nuestra fe católica. En el credo se fundamenta y se simenta toda nuestra vida espiritual y también en el credo estamos reparando al corazón de Jesús y al corazón inmaculado de la Virgen y además al rezarlo estamos expulsando de nuestra vida, de la iglesia y del mundo, el espíritu de error. Verdad, que nos hará libre.

2. El PADRE NUESTRO: Es la oración que tiene más valor, por ser su autor Jesucristo. Dice San Juan Crisóstomo: “Si quieres ser verdadero discípulo del Maestro, lo serás si oras de la manera que el lo hizo y de la manera que el enseñó.

EN EL PADRE NUESTRO se nos revelan todos los deberes que tenemos con Dios y se nos revelan también todos los actos de virtudes necesarias para nuestras vidas y todas las necesidades que debemos presentar a nuestro señor.

3. EL AVE MARIA: El saludo angélico, es el resumen de toda la TEOLOGIA MARIANA que la Iglesia nos enseña, por eso es que el Avemaría está dividido en dos partes:

a. PARTE: Nos presenta la grandeza de María la llena de gracia, la favorecida de Dios, la escogida entre las mujeres y la Madre del Salvador.

b. PARTE: Nos revela que podemos pedirle a nuestra Madre María por todas nuestras necesidades y confiar en su bondad; le pedimos que interceda por nosotros ahora... de nuestra muerte. Que quiere decir ahora, que María tiene el poder dado por Dios para intervenir ahora en nuestra vida, es que María Santísima, no es una Madre asunta al cielo, olvidada de sus hijos. Dice el Concilio Vaticano II que aunque María esté en el cielo, se hace presente para ayudarnos a llegar a la patria feliz.

Gloria Patri: Cumpliendo lo que María comprendió a perfección en las bodas de Caná cuando dijo a los sirvientes: "Hagan lo que Él os diga". Sabe que solo es la humilde sierva de Dios, pues solo a Dios se le debe toda alabanza, y gloria.

En la hora de la muerte: Esto para muchos es un paso tenebroso pero para los que han conocido la misericordia y el amor de Dios es un paso de confianza, pero la muerte es también el último momento que tenemos de batalla. Satanás no puede luchar con nosotros después de la muerte, el solo lucha con nosotros y para arrastrarnos mientras estamos en vida. Hermanos que grande es saber que en la hora de nuestra muerte la Virgen María está al lado nuestro asegurándose que lleguemos al cielo.

HERMANOS: VIVA LA SANTISIMA VIRGEN MARIA.DIOS LES BENDIGA SIEMPRE.

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO



Los que hacen una novena privado en honor del Espíritu Santo, ya sea antes de Pentecostés, o en cualquier otra época del año, puede tener:

(1) La indulgencia de siete años, una vez en cualquier día de la novena,

(2) La indulgencia plenaria condiciones de confesión, comunión y oración por las intenciones del Sumo Pontífice en la clausura de la novena, pero si se lleva a cabo una novena pública, esta indulgencia sólo está disponible para aquellos que están legalmente impedido de tomar parte en ella.

(Enchirdion Indulgentiarum N º 284)

PRIMER DÍA

Espíritu Santo! Señor de la Luz!
Desde tu altura celeste claro
Tu resplandor radiante puro da!

EL ESPÍRITU SANTO

Sólo hay una cosa importante - Salvación Eterna! Sólo una cosa, por lo tanto, es de temer - El pecado! El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de la Luz, de la fuerza y ​​del amor. Con sus siete dones Él ilumina la mente, fortalece la voluntad e inflama el corazón con el amor de Dios. Para asegurar nuestra salvación, debemos invocar al Espíritu Divino, todos los días, ya que "El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Nosotros no sabemos qué hemos de pedir como conviene. Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros."

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que has dignó a nosotros regenerar por el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, dígnate enviar del cielo sobre nosotros Tu séptuple Espíritu, el Espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y piedad, y nos llene con el Espíritu de temor santo. Amen.

Las oraciones siguientes son para ser sacrificado, diario, después de la meditación Novena.

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

De rodillas, antes de la gran multitud de testigos celestiales, me ofrezco, alma y cuerpo, a Ti, Eterno Espíritu de Dios. Adoro el brillo de tu pureza, la agudeza infalible de Tu justicia y la fuerza de tu amor. Tú eres la fuerza y ​​la luz de mi alma. En ti, yo vivo y me muevo y soy. Nunca deseo a ti llorar por la infidelidad a la gracia, y ruego con todo mi corazón que me mantenga sin el más pequeño pecado contra Tí.

Guardar todos mis pensamientos y concédeme que pueda siempre atento a tu luz, y escucho tu voz, y siga tus inspiraciones llenas de gracia. Me aferro a Ti y me entrego a ti, y te preguntare, por tu compasión, para cuidarme en mi debilidad. Sosteniendo los pies traspasados ​​de Jesús, y mirando a sus cinco heridas, y confiando en su Preciosa Sangre y adorando su costado abierto y avanzado del corazón, Te imploro, Spirito  Adorable, ayudante de mi enfermedad, por lo que me mantiene en Tu gracia que Nunca puede pecar contra Ti. Dame la gracia, oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, que decir a ti siempre y en todas partes: "Habla, Señor, que tu siervo escucha". Amen.

Una Oración por los siete dones del Espíritu Santo

Oh Señor Jesucristo, que, antes de Ascender al cielo, hiciste la promesa de enviar al Espíritu Santo para terminar Tu obra en las almas de tus apóstoles y discípulos, se digne conceder el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor.

(7 Padre Nuestro, 7 Ave María, 7 Gloria)

SEGUNDO DÍA

Ven, Padre de los pobres Tú!
Vamos, con los tesoros que perduran!
Ven, luz de todo lo que eres en vivo!



El don de temor nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos hace temer nada tanto como ofenderlo por el pecado. Es un temor que surge, no desde el pensamiento del infierno, sino de sentimientos de reverencia y sumisión filial a nuestro Padre celestial. Es el miedo que es el principio de la sabiduría, que nos separe de los placeres mundanos que podrían de alguna manera nos separan de Dios. "Los que temen al Señor prepare sus corazones, y en sus ojos, a santificar sus almas."

ORACIÓN

Ven, Oh Bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en mi corazón más íntimo y pondré Ti, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, me ayudan a evitar todas las cosas que pueden ofender a Ti, y me hacen dignos de aparecer ante los ojos puros de Tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en la unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios, por todos los siglos. Amen.

TERCER DIA

Tú, de todos los consoladores el mejor,
Visitar el pecho con problemas,
Dost paz refrescante otorgar.

EL DON DE PIEDAD

El don de Piedad engendra en nuestros corazones un afecto filial a Dios como nuestro Padre amantísimo. Nos inspira a amar y respetar, por su causa, las personas y las cosas consagradas a Él, al igual que los que están investidos de su autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Él, que se llena con el don de la piedad, se encuentra la práctica de su religión, como deber pesado, pero un servicio muy agradable. Donde hay amor, no hay trabajo.
Oración

Ven, Oh Bendito Espíritu, toma posesión de mi corazón. Enciende en él un amor por Dios que yo pueda encontrar satisfacción sólo en su servicio y por amor a Él me someta amorosamente a toda autoridad legítima. Amen.

CUARTO DIA

Tú con dolor comodidad arte dulce;
Agradable frescor en el corazón;
Consuelo en medio de la aflicción.

EL DON DE LA FORTALEZA

Por el don de fortaleza, el alma se fortalece contra el miedo natural, y apoyó hasta el final en el cumplimiento del deber. Fortaleza imparte a la voluntad un impulso y energía que se mueve a emprender, sin dudas, las tareas más arduas, para hacer frente a los peligros, a pisotear el respeto humano, ya soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación, incluso toda la vida. "Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo."

ORACIÓN

Ven, Oh Bendito Espíritu de Fortaleza, sostienen mi vida en tiempos de problemas y la adversidad, mantener mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca se pueden superar y se separa de ti, mi Dios y sumo bien. Amen.

QUINTO DIA

Luz Inmortal! Luz Divina!
Visita Tú estos corazones tuyos,
Y nuestro más íntimo ser relleno!

EL DON DE CONOCIMIENTO

El don del Conocimiento permite al alma para evaluar las cosas creadas en su valor real, en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la pretensión de las criaturas, revela su vacío, y señala a su único y verdadero propósito como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos dirige para glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz, ponemos primero es lo primero, y el premio de la amistad de Dios más allá de todo lo demás. "El conocimiento es una fuente de vida para el que poseyere él."

ORACIÓN

Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que yo pueda percibir la voluntad del Padre, enséñame la nada de las cosas de la tierra, para que pueda darse cuenta de su vanidad y utilizarlos sólo para tu gloria y mi propia salvación, mirando siempre más allá de ellos a ti, y tu recompensa eterna. Amen.

SEXTO DÍA

Si tomarás tu gracia de distancia,
No hay nada puro en el hombre se quedará;
Toda su mercancía se volvió a la mala.

EL DON DE ENTENDIMIENTO

Entendimiento, como don del Espíritu Santo, nos ayuda a comprender el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe, sabemos que ellos, pero, por el entendimiento, aprendemos a apreciar y disfrutar de ellos. Nos permite penetrar en el significado profundo de las verdades reveladas y, a través de ellos, que se aceleró a una vida nueva. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva, pero inspira un modo de vida que lleva el elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros, comenzamos a "andar como es digno de Dios en todas las cosas agradables, y creciendo en el conocimiento de Dios."

ORACIÓN

Ven, Oh Espíritu de Entendimiento e iluminar nuestras mentes para que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y puede merecer por fin a ver la luz eterna en Tu Luz, ya la luz de la gloria de tener una visión clara de ti, y el Padre y el Hijo. Amen.

SÉPTIMO DÍA

Sanar las heridas, renueva nuestra fuerza;
En nuestro sequedad verter tu rocío;
Lave las manchas de la culpa de distancia!

EL DON DEL CONSEJO

El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y justamente lo que se debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles. Consejo aplica los principios que facilita el conocimiento y la comprensión de los innumerables casos concretos que se nos presentan en el curso de nuestro trabajo diario, como padres, maestros, funcionarios públicos y ciudadanos cristianos. El abogado es el sentido común sobrenatural, un tesoro de valor incalculable en la búsqueda de la salvación. "Por encima de todas estas cosas, ruega al Altísimo, para que Él pueda dirigir tu camino en la verdad."

ORACIÓN

Ven, oh Espíritu de Consejo, ayudarme y guiarme en todas las formas que pueda siempre hacer tu voluntad. Inclina mi corazón a lo que es bueno, a su vez lejos de todo lo que es malo, y me dirija por el camino recto de tus mandamientos a la meta de la vida eterna para los que me largo. Amen.

OCTAVO DIA

Doble el corazón obstinado y voluntad,
Derrita el helado, caliente el frío,
Guía los pasos que van por mal camino!

EL DON DE SABIDURÍA

Que se incorporan todos los otros dones, como la caridad abraza todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los regalos. De la sabiduría, porque está escrito: "Todas las cosas buenas vienen a mí con ella, e innumerables riquezas a través de sus manos." Es el don de la sabiduría que fortalece nuestra fe, fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más alto grado. Sabiduría ilumina la mente para discernir y saborear las cosas divinas, en la apreciación de que, alegrías terrenales pierden su sabor, mientras que la cruz de Cristo arroja una dulzura divina, según las palabras del Salvador: "Toma tu cruz y sígueme, por Mi yugo es suave y mi carga ligera ".

ORACIÓN

Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su grandeza, poder y belleza. Enséñame a amar más allá de todas las alegrías que pasan y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a alcanzarlos y poseer para siempre. Amen.

NOVENO DIA

Tú, en los que cada vez más
Te confieso y te adoro,
En tus siete dones, desciende:
Déles consuelo al morir;
Darles vida contigo en lo alto;
Darles alegrías que nunca terminan.
Amen.

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la inspiración divina. A medida que crecemos en el conocimiento y amor de Dios, bajo la dirección del Espíritu Santo, nuestro servicio se torna más sincero y generoso, y la práctica de la virtud más perfecta. Tales actos de virtud dejan el corazón lleno de alegría y de consuelo y son conocidos como frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen que la práctica de la virtud más atractiva y se convierten en un poderoso incentivo para esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.

ORACIÓN

Ven, Espíritu divino, llena mi corazón con tu cosecha celestiales: tu caridad, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, Suavidad, fe, modestia, continencia y castidad que nunca podrá cansado en el servicio de Dios, pero por la continua fiel sumisión a tu inspiración puede merecer estar unidos eternamente contigo en el amor del Padre y del Hijo. Amen.

Oh, Espíritu Santo, te ofrezco el Corazón Eucarístico de Jesús, su Preciosísima Sangre, el humilde corazón triste, puro, obediente e Inmaculado Corazón de María, a la reparación de todos mis delitos y negligencias. Me consagro a Ti sin reservas. Pongo toda mi confianza en Ti. Ayúdame para hacerte mejor conocido y amado en todo el mundo. Dame un celo intenso por las almas a consolar a Jesús, fortalecer mi amor y confianza en la Santísima Virgen.

Tomado de:

Universal Living Rosary Association of Saint Philomena <news@philomena.org>

martes, 25 de junio de 2013

Honrar a tu padre y tu madre (El primer mandamiento de Dios con promesa)



El cuarto mandamiento: honrar padre y madre:

El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres. Pero, se refiere también a otras relaciones de parentesco, educativas, laborales, etc.
Autor: Antonio Porras | Fuente: www.opusdei.es

1. Diferencia entre los tres primeros mandamientos del Decálogo y los siete siguientes:

Los tres primeros mandamientos enseñan el amor a Dios, Sumo Bien y Último Fin de la persona creada y de todas las criaturas del universo, infinitamente digno en sí mismo de ser amado. Los siete restantes tienen como objeto el bien del prójimo (y el bien personal), que debe ser amado por amor de Dios, que es su Creador.

2. Significado y extensión del cuarto mandamiento

El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres. Se refiere también a las relaciones de parentesco con los demás miembros del grupo familiar. Finalmente se extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros, de los subordinados respecto a sus jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, etc. Este mandamiento implica y sobreentiende también los deberes de los padres y de todos los que ejercen una autoridad sobre otros (cfr. Catecismo, 2199).

a) La familia. El cuarto mandamiento se refiere en primer lugar a las relaciones entre padres e hijos en el seno de la familia. «Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental» (Catecismo, 2203). «Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia» (Catecismo, 2202). «La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo» (Catecismo, 2205).

b) Familia y sociedad. «La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad (...) La vida de familia es iniciación de la vida en sociedad» (Catecismo, 2207). «La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres» (Catecismo, 2208). «El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad» (Catecismo, 2212).

La sociedad tiene el grave deber de apoyar y fortalecer el matrimonio y la familia, reconociendo su auténtica naturaleza, favoreciendo su prosperidad y asegurando la moralidad pública (cfr. Catecismo, 2210). La Sagrada Familia es modelo de toda familia: modelo de amor y de servicio, de obediencia y de autoridad, en el seno de la familia.

3.Deberes de los hijos con los padres

Los hijos han de respetar y honrar a sus padres, procurar darles alegrías, rezar por ellos y corresponder lealmente a su sacrificio: para un buen cristiano estos deberes son un dulcísimo precepto.

La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cfr. Ef 3,14); es el fundamento del honor debido a los padres (cfr. Catecismo, 2214). «El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en edad, en sabiduría y en gracia. "Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho?" (Sir 7,27-28)» (Catecismo, 2215).
El respeto filial se manifiesta en la docilidad y obediencia. «Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues esto es agradable al Señor» (Col 3,20). Mientras están sujetos a sus padres, los hijos deben obedecerles en lo que dispongan para su bien y el de la familia. Esta obligación cesa con la emancipación de los hijos, pero no cesa nunca el respeto que deben a sus padres (cfr. Catecismo, 2216-2217).

«El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que puedan, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento» (Catecismo, 2218).

Si los padres mandaran algo opuesto a la Ley de Dios, los hijos estarían obligados a anteponer la voluntad de Dios a los deseos de sus padres, teniendo presente que «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5,29). Dios es más Padre que nuestros padres: de Él procede toda paternidad (cfr. Ef 3,15).

4.Deberes de los padres

Los padres han de recibir con agradecimiento, como una gran bendición y muestra de confianza, los hijos que Dios les envíe. Además de cuidar de sus necesidades materiales, tienen la grave responsabilidad de darles una recta educación humana y cristiana. El papel de los padres en la formación de los hijos tiene tanto peso que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. El derecho y el deber de la educación son, para los padres, primordiales e inalienables.

Los padres tienen la responsabilidad de la creación de un hogar, donde se viva el amor, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado. El hogar es el lugar apropiado para la educación en las virtudes. Han de enseñarles -con el ejemplo y con la palabra- a vivir una sencilla, sincera y alegre vida de piedad; transmitirles, inalterada y completa, la doctrina católica, y formarles en la lucha generosa por acomodar su conducta a las exigencias de la ley de Dios y de la vocación personal a la santidad. «Padres, no irritéis a vuestros hijos, antes bien educadles en la doctrina y enseñanzas del Señor» (Ef 6,4). De esta responsabilidad no deben desentenderse, dejando la educación de sus hijos en manos de otras personas o instituciones, aunque sí pueden -y en ocasiones deben- contar con la ayuda de quienes merezcan su confianza (cfr. Catecismo, 2222-2226).

Los padres han de saber corregir, porque «¿qué hijo hay a quien su padre no corrija?» (Hb 12,7), pero teniendo presente el consejo del Apóstol: «Padres, no os excedáis al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes» (Col 3,21).

a) Los padres han de tener un gran respeto y amor a la libertad de los hijos, enseñándoles a usarla bien, con responsabilidad. Es fundamental el ejemplo de su propia conducta;
b) en el trato con los hijos deben saber unir el cariño y la fortaleza, la vigilancia y la paciencia. Es importante que los padres se hagan "amigos" de sus hijos, ganando y asegurándose su confianza;
c) para llevar a buen término la tarea de la educación de los hijos, antes que los medios humanos -por importantes e imprescindibles que sean- hay que poner los medios sobrenaturales.

«Como primeros responsables de la educación de sus hijos, tienen el derecho de elegir para ellos una escuela que corresponda a sus propias convicciones. Este derecho es fundamental. En cuanto sea posible, los padres tienen el deber de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su tarea de educadores cristianos (cfr. Concilio Vaticano II, Declar. Gravissimum educationis, 6).

Los poderes públicos tienen el deber de garantizar este derecho de los padres y de asegurar las condiciones reales de su ejercicio» (Catecismo, 2229).

«Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par que el hijo crece hacia una madurez y autonomía humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla.

Es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es seguir a Jesús (cfr. Mt 16,25): "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10,37)» (Catecismo, 2232) . La vocación divina de un hijo para realizar una peculiar misión apostólica, supone un regalo de Dios para una familia. Los padres han de aprender a respetar el misterio de la llamada, aunque puede ser que no la entiendan. Esa apertura a las posibilidades que abre la trascendencia y ese respeto a la libertad se fortalece en la oración. Así se evita una excesiva protección o un control indebido de los hijos: un modo posesivo de actuar que no ayuda al crecimiento humano y espiritual.

5.Deberes con los que gobiernan la Iglesia

Los cristianos hemos de tener un «verdadero espíritu filial respecto a la Iglesia» (Catecismo, 2040). Este espíritu se ha de manifestar con quienes gobiernan la Iglesia.

Los fieles «han de aceptar con prontitud y cristiana obediencia todo lo que los sagrados pastores, como representantes de Cristo, establecen en la Iglesia en cuanto maestros y gobernantes. Y no dejen de encomendar en sus oraciones a sus prelados, para que, ya que viven en continua vigilancia, obligados a dar cuenta de nuestras almas, cumplan esto con gozo y no con pesar (cfr. Hb 13,17)» .

Este espíritu filial se muestra, ante todo, en la fiel adhesión y unión con el Papa, cabeza visible de la Iglesia y Vicario de Cristo en la tierra, y con los Obispos en comunión con la Santa Sede:

«Tu más grande amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia más rendida, tu mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra, para el Papa.
Hemos de pensar los católicos que, después de Dios y de nuestra Madre la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el Santo Padre».

6.Deberes con la autoridad civil

«El cuarto mandamiento de Dios nos ordena también honrar a todos los que, para nuestro bien, han recibido de Dios una autoridad en la sociedad. Este mandamiento determina tanto los deberes de quienes ejercen la autoridad como los de quienes están sometidos a ella» (Catecismo, 2234). Entre estos últimos se encuentran:

a) respetar las leyes justas y cumplir los legítimos mandatos de la autoridad (cfr. 1 P 2,13);
b) ejercitar los derechos y cumplir los deberes ciudadanos;
c) intervenir responsablemente en la vida social y política.

«La determinación del régimen y la designación de los gobernantes han de dejarse a la libre voluntad de los ciudadanos». La responsabilidad por el bien común exige moralmente el ejercicio del derecho al voto (cfr. Catecismo, 2240). No es lícito apoyar a quienes programan un orden social contrario a la doctrina cristiana y, por tanto, contrario al bien común y a la verdadera dignidad del hombre.

«El ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio. El rechazo de la obediencia a las autoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta conciencia, tiene su justificación en la distinción entre el servicio de Dios y el servicio de la comunidad política. "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt 22,21). "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5,29)» (Catecismo, 2242).

7.Deberes de las autoridades civiles

El ejercicio de la autoridad ha de facilitar el ejercicio de la libertad y de la responsabilidad de todos. Los gobernantes deben velar para que no se favorezca el interés personal de algunos en contra del bien común.
«El poder político está obligado a respetar los derechos fundamentales de la persona humana. Y a administrar humanamente la justicia respetando los derechos de cada uno, especialmente los de las familias y los de los desamparados. Los derechos políticos inherentes a la ciudadanía (...) no pueden ser suspendidos por la autoridad sin motivo legítimo y proporcionado» (Catecismo, 2237).

Edición: Mayo 2013

Bibliografía básica
Catecismo de la Iglesia Católica, 2196-2257.
Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 209-214; 221-254; 377-383; 393-411.

De comunista, ateo y considerar la religión como «el opio delpueblo»... a sacerdote



domingo, 23 de junio de 2013

Envía tu ángel a la misa



Oh Santo Ángel a mi lado
Ve a la iglesia por mí.
arrodíllate en mi lugar en la Santa Misa
donde deseo estar.

En el ofertorio, toma todo lo que soy y tengo
y colócalo como un sacrificio sobre el trono del altar.

En la Sagrada Consagración,
adora con amor seráfico a mi Jesús escondido en la Hostia,
bajado desde el cielo.

Ora por aquellos que me aman entrañablemente,
y por los que me causan dolor,
que la sangre de Jesús pueda limpiar todos los corazones que sufren
y dé  alivio a las almas.

Cuando el sacerdote tome la Comunión tráeme a mi Señor,
que su dulce corazón pueda estar en el mío y yo ser su templo.

Ora para que el divino sacrificio pueda borrar todos los pecados del hombre.
Luego tráeme a casa la bendición de Jesús.
La promesas de todas las gracias.

Amén


viernes, 21 de junio de 2013

Nunca abandonar la adoración Eucarística


Jesús, sabemos que tú estás presente en el Santísimo Sacramento del altar con Tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Bendito y adorado sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
Te alabamos y bendecimos, quisiste tener una mamá.

Gracias Jesús.

Y como María queremos abandonarnos a Tu voluntad, para que en Tus manos de Alfarero Divino reconviertas nuestra vasija en una obra de arte para Tí. Aquí estoy Jesús tal y como soy, tal vez humillado, tal vez perseguido, incomprendido, calumniado, alegre, triste, enfermo, sea como sea mi estado te digo “Señor hágase en mí según tu Palabra”.

Tú eres Cristo Jesús Salvador de mi historia presente, pasada y futura, ven a caminar por ellas y bendícelas.Tú curaste a los leprosos, cura mi lepra espiritual, producida por mi pecado, pecado de soberbia, debilidad o ignorancia, arrogancia que fueron los que originaron mi enfermedad. Clávalos en la Cruz y unge mis heridas con Tu Bendita Sangre.

Tú que abriste los oídos a los sordos, cura y libérame del espíritu de ceguera que no me permite verte para poder alabarte y bendecirte, ni me permite ver las necesidades de mis hermanos.Tú que sanaste a los epilépticos y a los mudos, libérame de los espíritus de epilepsia y mudez que me impiden expresarme y transmitir Tu Palabra con sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.Tú que hiciste caminar a los paralíticos, libérame del espíritu de parálisis que me impiden moverme y me dejan postrado largo tiempo haciéndome perder la alegría y no sé donde debo ir para cumplir tu voluntad, y no me dejan caminar para evangelizar.

Tú que resucitaste a los muertos, resucita las áreas de mi vida y de mi historia que están marchitas, agonizantes o muertas. Resucita mi matrimonio, mi trabajo, mis relaciones familiares, con mis hermanos de grupo, resucita mi corazón que murió al amor, o a mis sentimientos que mataron, o dejaron herido y no puedo amar más.Tú que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal, libérame de toda influencia maligna, a mi persona, a mi familia, a mi entorno, y cólmame de tu espíritu santo para que rotas las cadenas que me atan pueda reflejar tu gloria a través de tu obra. Tú Señor que sanaste a tus discípulos del miedo que los mantenía encerrados, libérame de toda clase de miedos, al agua, a la gente, a las multitudes, a Dios, a las alturas, a la enfermedad, al dolor, a la muerte, a la soledad a los lugares cerrados. Libérame a mí y toda mi familia.

Señor tú que abriste el Mar Rojo, ábreme los caminos en mi trabajo, en mis decisiones, en las dudas que me atormentan, en la oscuridad de mi camino de fe.

Libérame a mí y a toda mi familia.

Tú que entregaste la bendición a Abrahán, Jacob e Isaac, bendice hoy a toda mi generación Señor. A todos mis antepasados, a las generaciones presentes y futuras.

Libéranos de los odios, muertes, suicidios, enfermedades mentales, derrame cerebral.

Yo renuncio en nombre de Jesucristo a todos los caminos del mal, negatividad y falta de amor.

Te pido que sean sanadas y liberadas por el misterio de Tu presencia real en la Eucaristía.

Gracias Señor. Envíanos a Tus santos ángeles y arcángeles para que nos guíen a lo largo del camino a mí y a mi familia.

Amén

P. Emiliano Tardif

Consagración a María Virgen



Virgen María, Madre mía, me consagro a tí 
y confío en tus manos toda mi existencia.
Acepta mi pasado con todo lo que fue.

Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.
Con esta total consagración te confío
cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de Dios.

Te confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón.
Deposito en tus manos mi libertad, mis ansias y mis temores,
mis esperanzas y mis deseos, mis tristezas y mis alegrías.

Custodia mi vida y todos mis actos
para que le sea más fiel al Señor
y con tu ayuda alcance la salvación.

Te confío ¡Oh María! mi cuerpo y mis sentidos
para que se conserven puros y me ayuden en
el ejercicio de las virtudes.

Te confío mi alma
para que tú la preserves del mal.
Hazme partícipe de una santidad igual a la tuya;
hazme conforme a Cristo, ideal de mi vida.

Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud,
para que tú me ayudes a no envejecer en la fe.
Te confío mi capacidad y deseos de amar;
enséñame y ayúdame a amar como tú has amado
y como Jesús quiere que se ame.

Te confío mis incertidumbres y angustias
para que en tu corazón yo encuentre seguridad,
sostén y luz en cada instante de mi vida.

Con esta consagración me comprometo a imitar tu vida.
Acepto las renuncias y sacrificios que esta elección comporta
y te prometo, con la gracia de Dios y con tu ayuda,
ser fiel al compromiso asumido.

¡Oh María!, soberana de mi vida y de mi conducta,
dispón de mí y de todo lo que me pertenece,
para que camine siempre junto al Señor bajo tu mirada de Madre.

¡Oh María! Soy todo tuyo y todo lo que poseo te pertenece ahora y siempre. 
¡Amén!

jueves, 20 de junio de 2013

Oración a la Reina de los Ángeles


¡Oh augusta Reina de los cielos y Señora de los ángeles! Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo. ¿Quién como Dios?

Santos ángeles y arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna madre! vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina madre! Enviad los santos ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo.

Amén

Consagración de este Blog


A María Santísima



María Santísima, movidos por el amor al AMOR ETERNO, tu Hijo Jesús, del cual nació de tí, te consagramos el cuidado y protección de este humilde trabajo en este lugar, y todos los que trabajamos con arduo amor para la expansión del Reino de Dios, a las personas que traerás con tu maternal amor, para la gloria de Dios y honor a tí, en el amor del Espíritu Santo, bajo la mirada del Padre, en el Sagrado Corazón de Jesús para el Triunfo de tu Inmaculado Corazón. Amén.



Oración de San Benito





Oración a San Miguel Arcángel



San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro auxilio contra la maldad y acechanzas del demonio. Reprímale Dios, suplicantes lo pedimos, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con tu divino poder arroja al infierno a Satanás y todos los espíritus inmundos que andan por el mundo para la perdición de las almas, amén.