viernes, 15 de noviembre de 2013

Siempre hablaba de la Virgen



Para hablar de María, San Gabriel de la Dolorosa no esperaba lugar ni oportunidades. Cualquier ocación le parecía buena para ensalzar a la Señora y compadecerse de sus dolores. Todo le incitaba a tratar este asunto, todo le sugería peregrinos conceptos para traer la conversión a este terreno y para continuarla después.

Todos lo sabían: tener conversación con él, era hablar de María o, por lo menos, relacionar el asunto que se ventilaba con esta Señora. Esto era para Gabriel una necesidad moral. María le había arrebatado el corazón y no había remedio. Era imposible que de un modo o de otro no platicase de Aquella en quien se cifraban todos sus afectos.

Varias veces nuestro amante de María se veía precisado a tratar con superiores muy elevados y con personas de alta categroría. Pues, a pesar de su esmerada educación y de la cortesía que siempre le acompañaba, no podía contener su corazón, tenía que hablar de María a todos, tenía que exhortar a todos a profesar cariño entrañable a la Señora de su alma, con el entusiasmo de siempre.

("Vida del Santo", por el P. Anselmo de la Dolorosa)



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